CUPÉ Y CONVERTIBLE ITALIANOS
¿Merecen estos clásicos de Lancia una segunda vida?
Seduce la idea de ver ciertos modelos del pasado de la marca italiana reinterpretados, pero con criterio y originalidad

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Lancia está regresando a nombres que en su tiempo dejaron huella como el Delta HF Integrale y el Gamma, de manera que resulta imposible no pensar en qué otros nombres del pasado podrían, quizás, obtener una segunda vida. Desde el mismo punto de partida, nos resulta imposible no preguntarnos qué nombres de clásicos de la marca italiana es mejor que no regresen.
No porque no lo merezcan, sino para resguardad integridades. No todas las reinterpretaciones dan la talla y logran estar a la altura del nombre que representan. Es por eso que tal vez convenga dejar descansar en paz a modelos como el Lancia Beta Montecarlo. Y así como digo esto, a otros como el Lancia Fulvia Coupé, antecesor del anterior, me generaría expectativas, pues le veo potencial en sus elegantes líneas de diseño para hacer algo bonito y original, sin caer en la copia moderna y siempre y cuando sea un cupé y no un SUV cupé.
¿Lo recuerdas? En otro artículo he hablando sobre la libertad de los coches de los 90. Pues, si por algo se caracterizaron los años 60 fue por funcionar para la industria del automóvil como una era de experimentación. La belleza bien interpretada y congeniada con la deportividad como pocas décadas lo han logrado. En ese contexto, la versión cupé parecía un coche completamente diferente del sedán y así ocurría con otras marcas.


La belleza en su máxima expresión en estos clásicos de Lancia
Y si tomamos como referencia la Serie 2 de finales de la década, el Fulvia Coupé lograba alejarse aun más del sedán. Pero además fue un imprescindible para el nacimiento de los Lancia HF y sus pergaminos en el automovilismo no se discute. No todos los coches han ganado el Rally de Montecarlo y este italiano, en su versión Coupé HF, fue uno de ellos.
Pienso en otros clásicos, incluso más antiguos que el deportivo anterior. Ya no se fabrican coches como el Spider America. De esa forma se lo conoció en Estados Unidos, mercado responsable de su popularidad y de gran parte de los 761 ejemplares producidos. Amerita calificarlo como pieza artística. En lo visual, el Lancia Aurelia B24 Spider no tenía nada que envidiarle al Corvette descapotable.
Además de su capota rígida y un corte de parabrisas distinguido como el Chevrolet, no se quedaba atrás a la hora de ponerle el corazón al diseño de carrocería, expresiva en el frontal y en las aletas traseras como en ninguna otra sección del coche. La pregunta es la siguiente: ¿merecen estos clásicos de Lancia una segunda vida? Vaya dilema. Sus dibujos nos deleitan y tientan a imaginarlos modernizados, siempre y cuando, insisto, la marca sepa ejecutar.
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