¿QUÉ NARICES ES ESO DEL ‘BY WIRE’?
Mercedes-Benz se suma a la revolución del ‘by wire’ y este es el futuro que nos espera
Los aviones como el Concorde o los cazas militares ya lo llevaban, y ahora salta a los coches.

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El término "by wire" suena a invento futurista de esos que salen en las pelis de ciencia ficción, pero en realidad es una tecnología que tiene más años que la tos. Se trata de cambiar las conexiones mecánicas de toda la vida, como el palo que une el volante con las ruedas, por un sistema electrónico que manda señales a través de cables. Es como si el coche tuviera un cerebro digital: giras el volante, un ordenador lo pilla al vuelo y les dice a las ruedas lo que tienen que hacer. Esto no solo hace que todo sea más suave y preciso, sino que te deja jugar con cómo se nota la dirección según el momento, algo que mola un montón.
La idea viene de la aeronáutica, donde el "fly-by-wire" lleva desde los años 70 siendo la norma. Los aviones como el Concorde o los cazas militares se apuntaron a esta moda para quitar los sistemas hidráulicos y mecánicos y poner controles electrónicos, que hacen que fueran más fáciles de pilotar y menos pesados, como si les quitaran un mochilón de encima. En el mundo de los coches tampoco es nuevo porque alguien ya tuvo narices para probar algo parecido hace unos diez años: Infiniti, el hermano fino de Nissan, lanzó en 2014 su sistema Direct Adaptive Steering en el Q50, un "steer-by-wire" que dejaba el volante sin conexión física con las ruedas. No fue un exitazo porque a veces fallaba más que una escopeta de feria, y tampoco era un “by wire” puro porque la UE exigía por aquel entonces que en caso de avería se engranase una conexión física, pero abrió la puerta para que otros, como Mercedes-Benz, se animaran a darle caña al tema.
Mercedes-Benz se pone las pilas
Mercedes-Benz ha dicho “pues yo también quiero” y ha anunciado que a partir de 2026 sus coches empezarán a usar el sistema steer-by-wire, según han contado en su web oficial. Los alemanes, que siempre han sido de los que marcan tendencia, están apostando fuerte por esta tecnología para que conducir sea más seguro y, de paso, más divertido si te apetece un reto. El steer-by-wire elimina la cacharrería mecánica que conecta el volante con las ruedas y lo cambia por un sistema electrónico que reacciona más rápido que un gato. Esto significa que el coche puede adaptarse a lo que necesites en cada momento, algo que los ingenieros de Mercedes están aprovechando hasta el último tornillo.
Lo mejor de este sistema es que puedes cambiar cómo se porta el volante como quien cambia de canal. Si estás en un atasco, la dirección se pone más ligera que una pluma para que no te dejes los brazos; pero si te vas a una carretera de curvas, se vuelve más directa para que disfrutes como si estuvieras en un circuito. Además, al no haber piezas mecánicas de por medio, el coche pesa menos y hay más hueco bajo el capó, lo que puede bajar el consumo y hasta dejar espacio para un diseño más chulo. Y en seguridad también suma puntos: sin columna de dirección, si hay un golpe frontal, hay menos riesgo de que te conviertas en arte abstracto.
Y hablando de seguridad: Este sistema también ha heredado de los cazas la redundancia de sensores y actuadores, por lo que nunca te quedarás sin dirección si se fríe uno de ellos.
Un futuro que parece de película
El steer-by-wire de Mercedes-Benz también trae ideas que parecen sacadas de una peli de Hollywood. Están mirando cómo usarlo con sistemas de conducción autónoma, lo que podría hacer que el volante se esconda o se mueva según quién esté al mando, si tú o el coche. Imagina un futuro donde el copiloto pueda tomar el control si hace falta. Es un pasito más hacia coches que parecen más un ordenador con ruedas que un cacharro tradicional… pero también podría ser un paso más hacia la personalización de la conducción. El tiempo dirá qué hacemos con esta tecnología.
En resumen, Mercedes-Benz está yendo a por todas con el steer-by-wire, tomando el relevo de pioneros como Infiniti, pero con el músculo y la experiencia de un gigante alemán.
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