HAY VIDA MÁS ALLÁ DEL "TODOTERRENO" URBANO
¿Y si el mejor coche familiar no fuera un SUV?
Más allá de esa carrocería alta, esos pasos de rueda sobredimensionados, y ese supuesto aire aventurero que en realidad no lleva a ninguna parte.

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Es una pregunta incómoda. Porque a estas alturas, decir que los SUV no son el coche ideal para una familia es como dudar de la paella los domingos. Pero vamos a hacerlo. Porque, ¿y si resulta que ese buen coche familiar que buscas está escondido en un formato que ya no está de moda?
Hay alternativas, y no solo una. Las berlinas siguen ahí, ofreciendo confort y estabilidad. Los familiares (sí, esos coches largos con maletero infinito) han evolucionado y hoy dan más que muchos SUV. Incluso quedan algunos monovolúmenes que, aunque hayan sido barridos por el marketing todocamino, siguen siendo lo más práctico jamás diseñado para una familia. Pero claro, no tienen postureo, y eso, hoy, parece pesar más que el espacio, el consumo o la dinámica de conducción.
Así que abramos el abanico. Porque si nos quitamos de encima el prejuicio SUV, resulta que el mercado ofrece cosas muy interesantes. Coches que se agarran mejor al suelo, gastan menos, y cargan más. Coches que, para muchos, pueden ser la mejor opción… aunque no lo parezca en Instagram.

Berlinas: las grandes olvidadas
Las berlinas han sido durante décadas la referencia en comodidad, espacio y eficiencia aerodinámica. Un coche bajo, bien asentado y silencioso en autopista sigue siendo una delicia, sobre todo si llevas niños dormidos atrás. Un Peugeot 508, un Mazda 6 o un Volkswagen Passat siguen siendo excelentes ruteros, con consumos contenidos y maleteros de 500 litros o más. No, no tienen una posición de conducción elevada, pero… ¿de verdad la necesitas?
Muchos SUV que presumen de espacio tienen un maletero más pequeño que una berlina del mismo segmento. Eso sí, son más altos y pesan más, lo que penaliza consumo, frenada y comportamiento dinámico. Las berlinas, por su parte, siguen ofreciendo versiones híbridas, enchufables o incluso diésel de bajo consumo (sí, los diésel aún existen y, en según qué casos, tienen todo el sentido del mundo).
La pega, claro, es la altura al entrar o salir del coche, especialmente si transportas sillas de bebé. Pero en la mayoría de situaciones reales, las berlinas se defienden solas, y si te atreves a ir contracorriente, incluso puedes llevártelas con mejores descuentos, porque hoy casi nadie las quiere. Paradojas del mercado.

Familiares: los SUV de los que nadie habla
Un familiar bien pensado te da casi todo lo que presume un SUV… pero sin las pegas. El centro de gravedad está más bajo, el comportamiento en carretera es mucho mejor, y el consumo también baja. Algunos, como el Skoda Superb Combi o el Mercedes Clase C Estate, tienen maleteros gigantes, espacio para las piernas y una calidad de rodadura que ya quisieran muchos “todocaminos” premium.
Además, los familiares modernos no tienen nada que ver con aquellos coches fúnebres de antaño. Ahora vienen con líneas afiladas, equipamiento completo y versiones deportivas que combinan lo práctico con lo divertido. Si no, que se lo digan al Audi RS4 Avant o al Cupra León Sportstourer. Sí, son más bajos, pero también más ágiles, y en un viaje largo, eso se nota.
Eso sí, hay que quererlos. El conductor medio ya no mira familiares, y los fabricantes lo saben, así que cada vez hay menos. Pero los que resisten lo hacen con argumentos sólidos. Quizá no levantes pasiones al recoger a los niños del cole, pero llegarás antes, gastarás menos y tendrás más maletero para las mochilas y la compra. Tú sabrás lo que valoras más.

Monovolúmenes: la especie en extinción
Sí, todavía existen. Los monovolúmenes fueron en su día los reyes de la lógica: espacio modular, buena visibilidad, facilidad para entrar y salir, y una versatilidad que ya quisieran muchos SUV. Coches como el Citroën Berlingo, el Ford S-Max o el Volkswagen Touran siguen siendo muy válidos para quien prioriza lo práctico. Pero no venden. Porque no molan.
La estética ha podido con ellos. Pocos se atreven hoy a comprarse un coche que parece una caja con ruedas, aunque dentro tengan espacio para siete adultos, 800 litros de maletero y un confort de marcha excelente. El mercado castiga la funcionalidad si no va envuelta en un look agresivo. Pero si consigues mirar más allá, un buen monovolumen sigue siendo la herramienta perfecta para una familia activa.
¿Lo mejor? Como nadie los quiere, se venden baratos. En el mercado de ocasión hay auténticas gangas que hacen de todo, consumen poco y no tienen nada que envidiar a los SUV en equipamiento. Eso sí, prepárate para recibir miradas de condescendencia en los parkings. No por lo que llevas… sino por lo que no aparenta.
¿Qué hay detrás del fenómeno SUV?
El SUV ha triunfado porque da una sensación de poder, de protección, de estar “por encima del tráfico”, y eso, para muchos, es suficiente. Aunque no vayas al monte, aunque tu día a día sea ciudad y autopista, tener un coche alto y musculoso da una falsa sensación de control. Pero no olvidemos: más peso, más altura, más consumo. Eso también es parte del paquete.
Además, muchos SUV no ofrecen más maletero que una berlina o un familiar equivalente. Suelen ser más caros a igualdad de motor y equipamiento, y en ocasiones, más incómodos en ciudad. La moda pesa mucho, pero conviene preguntarse si de verdad es la mejor opción para ti… o solo lo parece. Porque lo que el SUV te da en imagen, a veces te lo quita en usabilidad.
No hablamos de SUV grandes y caros como los de lujo, donde todo tiene cabida. Hablamos del segmento medio, el de las familias reales. Aquí, cada litro de maletero, cada décima de consumo y cada euro del presupuesto cuenta, y hay vida más allá del SUV. Una vida más racional, más cómoda… y a veces, hasta más divertida.
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