CÓMO ENFRENTARSE A ELLAS
La DGT explica los cuatro lugares en los que, probablemente, encontrarás hielo
Uno de los grandes peligros de las placas de hielo es que, muchas veces, son imperceptibles y no nos damos cuenta de que están ahí hasta que perdemos el control del coche.
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Aunque Filomena ya no está presente, sus consecuencias se pueden apreciar echando un simple vistazo a las calles de muchas ciudades y al estado de las carreteras que actualiza cada día la Dirección General de Tráfico. Es aquí donde nos encontramos uno de los factores que más peligro generan: el hielo, que reduce la adherencia de los neumáticos provocando una pérdida de control. Con el objetivo de evitar esto, la DGT nos cuenta dónde es más fácil encontrar placas de hielo.
No es necesario que el termómetro nos devuelva temperaturas negativas para que se formen las temidas placas: este fenómeno puede aparecer cuando estamos a tres grados. Si el cuadro de instrumentos del coche te informa de que estás por debajo de ese nivel, extrema la precaución al conducir. No en vano, el gran riesgo del hielo es que muchas veces no se aprecia hasta que perdemos tracción.
Teniendo en cuenta la capacidad de mimetización de las placas con el entorno que las rodea, laDGT ha enumerado los lugares que son más propensos a la formación de placas con el objetivo de mejorar la seguridad vial de sus conductores: puertos de montaña, puentes, pasos subterráneos y zonas sombrías.
Enfrentarse a las placas de hielo
A estos cuatro escenarios Tráfico ha querido añadir una serie de consejos que debemos seguir para no perder el control en el momento en el que nos encontremos hielo en la carretera. Y es que no sólo tenemos que intentar evitar las marcas de otros coches por si se han formado placas en ellas, también hay que reducir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad: recuerda que al tener menos adherencia, el coche recorrerá más metros antes de parar.
No olvides utilizar las marchas más largas, levantar el pie del acelerador y frenar con delicadeza: tus movimientos deben ser sumamente suaves. Y a la hora de sujetar el volante, hazlo con firmeza. Si a pesar de seguir todas estas recomendaciones pierdes parte del control del vehículo, mantén la calma y recuerda esto: deja que se deslice tocando el freno levemente hasta que recuperes adherencia. Y si la situación empeora pasa a la acción (con calma, eso sí): gira el volante hacia el lado contrario al que apunta el morro del coche.
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