PRIORIDAD A PEATONES
Los infractores de pasos de peatones lo pensarán dos veces cuando entren en vigor estos severos castigos
Multas muy serias, suspensión del carnet y hasta cárcel para quien se sale un paso de peatones. La nueva estrategia para que se respeten los pasos.

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Hay comportamientos que parecen imposibles de erradicar. Uno de ellos es la invasión de los pasos de peatones por parte de los coches. Ocurre cada día en cualquier ciudad española: conductores que frenan tarde, que se detienen sobre las rayas o que directamente las ignoran. En muchos casos, no hay mala intención, solo costumbre. Pero esa costumbre es la que convierte un error leve en una amenaza diaria para miles de peatones.
Me pasó hace más de una década. Un taxi, parado en rojo, había avanzado tanto que ya tapaba casi todo el paso de cebra. Tuve que rodearlo por delante. Le miré al morro, sin ocultar cierto desafío, y le solté una frase que todavía recuerdo: “creo que te ha faltado pisar el paso un poco más”. Lo siguiente fue un volantazo brusco, el motor rugiendo, y una reacción desproporcionada. Lo típico: el infractor ofendido, el peatón convertido en enemigo.
No es algo nuevo. El conflicto entre coches y peatones lleva décadas en la agenda pública. Y, aunque la mayoría de conductores respeta las normas, sigue habiendo demasiados que no entienden que un paso de cebra no es una sugerencia, sino un espacio de protección. Desde la DGT se recuerda con frecuencia que no ceder el paso al peatón se considera infracción grave y puede acarrear sanciones de hasta 200 euros. Sin embargo, las multas parecen no ser suficientes.

Del sarcasmo a la educación vial: otras formas de corregir
En las redes sociales se ha abierto un nuevo frente para combatir estos comportamientos. Un creador de contenido dominicano, que se ha hecho viral en Latinoamérica, se dedica a “educar” con humor a quienes aparcan en la acera o bloquean pasos de peatones. Con frases como “la acera es para la gente” o “dale para atrás”, logra lo que muchos ayuntamientos no: visibilizar una infracción que casi siempre pasa desapercibida. En España también hay campañas parecidas, con vídeos y simulaciones que intentan concienciar desde la empatía más que desde la sanción.
La DGT, por su parte, ha endurecido su discurso. De hecho, ha recordado recientemente que los pasos de cebra son espacios prioritarios y que no respetarlos implica sanciones económicas, pérdida de puntos y, en casos extremos, responsabilidad penal si se produce un atropello. La realidad es que en España se siguen produciendo cientos de accidentes cada año en estos cruces, muchos de ellos por simple despiste.

En Estados Unidos, multas de 1.000 dólares y hasta cárcel
Mientras tanto, en otros países se ha optado por un enfoque mucho más duro. En Carolina del Norte, Estados Unidos, una nueva ley que entrará en vigor en diciembre de 2026 castigará con multas de hasta 1.000 dólares a los conductores que no respeten el paso de peatones. Además, si se demuestra reincidencia o se pone en peligro la integridad del viandante, la sanción podrá incluir suspensión del carnet durante tres meses o incluso 60 días de prisión. Allí han decidido que el miedo a perder la licencia es un argumento más convincente que cualquier campaña publicitaria.
En España, sin llegar a ese extremo, también se está avanzando en el control de comportamientos de riesgo. Algunas ciudades han empezado a implantar pasos de peatones inteligentes capaces de detectar la presencia de una persona y activar señales luminosas o avisos automáticos para los vehículos. Se trata de una tecnología pensada para zonas con alta densidad de tráfico o poca visibilidad nocturna. Una forma más moderna —y menos punitiva— de proteger al peatón.

El eterno equilibrio entre el coche y el peatón
El respeto al paso de peatones no es solo una cuestión legal, sino cultural. En países como Alemania o Japón, cruzar sin prioridad o invadir el paso está socialmente mal visto. En España, en cambio, el problema sigue siendo de hábitos: peatones que cruzan sin mirar y conductores que no frenan a tiempo. Esa tensión constante entre ambos es, al final, una cuestión de educación vial y convivencia.
Quizá la solución no pase por aumentar las multas, sino por cambiar la mentalidad. Por recordar, como dice la propia DGT, que el error más común en los pasos de cebra es confiarse. Tanto por parte del peatón como del conductor. Y que ese segundo de diferencia puede marcar la frontera entre una infracción y una tragedia.
Quizá algún día no haga falta hablar de castigos ni de sanciones, porque respetar un paso de peatones sea tan natural como detenerse ante un semáforo en rojo. Pero, de momento, todo apunta a que seguirán haciendo falta leyes, educación y, sobre todo, civismo. Porque, al fin y al cabo, todos somos peatones antes que conductores.
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