DISEÑO SINGULAR CON ARGUMENTOS SÓLIDOS
Su imagen es algo peculiar, pero es un éxito de ventas, ¿sabes por qué?
El BYD Dolphin sorprende a primera vista por sus formas redondeadas y una zaga algo abultada que lo alejan de los diseños convencionales de los urbanos eléctricos.

Publicidad
El BYD Dolphin sorprende a primera vista por sus formas redondeadas y una zaga algo abultada que lo alejan de los diseños convencionales de los urbanos eléctricos. Esa estética “delfín” atrae miradas y despierta curiosidad, pero no se limita a un ejercicio de estilo: cada línea y cada curva obedecen a criterios de aerodinámica y eficiencia que contribuyen a reducir consumos y emisiones.
Más allá de la apariencia, el Dolphin ofrece un habitáculo bien aprovechado: sus 4,29 m de largo se traducen en un espacio interior más generoso de lo esperado, con cinco plazas reales y un maletero de 345 l. La sensación de amplitud aumenta gracias a unos voladizos contenidos y a un diseño de puertas anchas que facilitan el acceso.
Por último, el nivel de acabado es coherente con su propuesta de valor. Los plásticos tienen una calidad aceptable para el segmento, los ajustes están bien resueltos y la instrumentación digital, junto con la pantalla giratoria de 12,8″, aporta un aire moderno sin caer en la extravagancia. El Dolphin no imita a nadie: construye su propia identidad y convence con fundamentos técnicos.
Precio transparente y equipamiento completo

El Dolphin parte de 29.990 € (versión Design), un importe que BYD presenta ya con todos los descuentos aplicados en su tarifa oficial. No existe letra pequeña ni promesas de “hasta” ni “desde”: ese es el precio que verá el cliente al llegar al concesionario. Frente a muchos rivales cuyos precios base esconden paquetes de equipamiento imprescindibles, el Dolphin evita este problema.
En esa misma cifra incluye elementos que en otros coches suponen suplementos: climatizador automático, llantas de aleación, sensores y cámara de aparcamiento, control de crucero adaptativo y asistencias de seguridad como frenada de emergencia y mantenimiento de carril. El enfoque es tener todo lo necesario sin obligar a pagar extras intrascendentes, lo que simplifica la experiencia de compra.
Además, BYD respalda su producto con una garantía de 6 años o 150.000 km, tanto para la carrocería como para la batería. Esa cobertura prolongada ofrece tranquilidad al usuario: demuestra la confianza del fabricante en sus componentes y desactiva uno de los principales frenos de compra en el mercado eléctrico.
Autonomía real, competencia y propuesta de valor

La oferta de baterías abarca dos opciones: 44,9 kWh (340 km WLTP) y 60,4 kWh (427 km WLTP). En condiciones reales, el Dolphin alcanza sin dificultad los 300 km de autonomía en uso mixto urbano e interurbano, lo que cubre sin sobresaltos los desplazamientos diarios y las escapadas de fin de semana. La gestión térmica y la recuperación de energía en frenada contribuyen a mantener los consumos próximos a las cifras oficiales.
En cuanto a la carga, admite recarga rápida en corriente continua que permite recuperar el 10–80 % en torno a 35 minutos si se dispone de un punto de 80 kW o más. Para la recarga doméstica o en puntos públicos de carga lenta, el proceso completo en corriente alterna ronda las 7–8 horas, ideal para enchufar por la noche y disponer del coche al máximo de autonomía a primera hora.
Frente a competidores como el Peugeot e‑208, MG4 o Renault Zoe, el BYD Dolphin combina un precio transparente, un equipamiento generoso y una autonomía realista. No es el más potente ni el de mayores cotas interiores, pero su equilibrio entre coste, tecnología y garantía resulta muy atractivo para el usuario que busca fiabilidad y sencillez. Esa propuesta equilibrada es la razón principal de su éxito comercial: ofrece justo lo que la mayor parte de conductores demanda de un eléctrico urbano.
Publicidad