THE FAST AND THE PEGASUS

El helicóptero de la DGT caza a un conductor a 217 km/h en Málaga… y tenemos el vídeo

Siempre hay algún despistado que no sabe levantar el pie del acelerador. Uno de esos que cree que coche rápido equivale a habilidad. La DGT ha cazado a uno de esos, y la tontería va a salirle cara.

Radar a 217 km/h

El helicóptero de la DGT caza a un conductor a 217 km/h en Málaga… y tenemos el vídeoGenerada por IA

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La DGT ha vuelto a hacer de Spielberg del tráfico grabando a un conductor que circulaba a 217 km/h en una autovía limitada a 120. Hasta ahí, lo típico en un vídeo de pilladas, pero lo que convierte el caso en una joya de su colección es que el individuo, además de volar bajo más que correr, no llevaba puesto el cinturón de seguridad.

Y claro, por ahí la DGT sí que no pasa.

El ojo que todo lo ve

El vídeo que ha publicado la cuenta oficial de la Dirección General de Tráfico muestra al vehículo adelantando a varios coches, cambiando de carril sin ton ni son y sin un ápice de respeto por las normas básicas de seguridad. Todo ello, bajo la mirada atenta del helicóptero de la Unidad de Medios Aéreos (UMA), que lo seguía con la misma facilidad con la que un gato sigue el puntero láser, que para eso es un helicóptero.

El sistema Pegasus combina cámaras ópticas y un radar capaz de medir la velocidad a más de un kilómetro de distancia e incluso en movimiento. No necesita radares fijos ni trípodes, ni esconderse a traición tras una señal. A este le basta con un piloto con buen pulso y un operador que sepa distinguir un Seat León de un camión de mudanza, así que no hacía falta ser ingeniero aeronáutico para ver que el coche iba pasadísimo de vueltas.

Además lleva zoom, y ese zoom mostraba que el conductor iba sin atar. O sea, iba a más de 200 por hora confiando su supervivencia a la suerte y al airbag.

217 km/h y sin cinturón: la receta del desastre

Para ponerlo en contexto: a 217 km/h, un coche recorre más de 60 metros por segundo. Eso significa que, si algo se cruza en tu camino (un camión, un neumático, un coche incorporándose, una cabra) no hay reflejos humanos que valgan. Si te pilla sin cinturón, el cuerpo se convierte en un proyectil que atraviesa el parabrisas y se hace puré contra lo primero que pille. Si has visto “Destino final”, pues algo así.

La DGT lleva años machacando con razón con el mensaje de que el cinturón salva vidas, y no hay campaña en la que no aparezca el recordatorio de que el cinturón es vital, pero lo que deja claro este vídeo es que, por mucho que se insista, sigue habiendo conductores que creen ser inmunes a las leyes de la física. Personas que no entienden cuando se combinan la velocidad absurda con la falta de sentido común, ni Pegasus ni todos los airbag del mundo pueden evitar el desastre.

Seamos sinceros, quien va a 217 km/h no lo hace por desconocimiento de las normas: lo hace porque le da igual y no comprende el peligro que enfrenta.

Vehículo circulando a gran velocidad
Vehículo circulando a gran velocidad | REVISTA DGT

El menú de sanciones: de multa gorda a delito penal

En este caso, al protagonista de la historia le espera una receta legal con todos los ingredientes. Por un lado, una sanción de 600 euros y seis puntos menos en el carnet por exceso de velocidad, por otro, 200 euros y cuatro puntos menos por no llevar el cinturón. Ah, y hay sorpresita final, porque según el artículo 379 del Código Penal, circular a más de 200 km/h en una vía limitada a 120 se considera delito contra la seguridad vial.

¿La pena? De tres a seis meses de prisión, o trabajos en beneficio de la comunidad, además de la retirada del carnet por hasta cuatro años. O sea, que no solo perderá puntos, sino que puede perder también el derecho a conducir durante una buena temporada. Por espabilado.

Existe un debate tan viejo que ya peina canas: ¿sirven de algo estas sanciones ejemplares? Porque si el tipo ya iba sin cinturón y a más de 200, es evidente que el miedo a la multa no le frenó ni un poquito. Quizá el precio de conducir sea cruzarse con cafres con menos neuronas que una tostadora, pero no debería ser el caso.

El eterno dilema: vigilancia o educación

El caso de este aspirante a Michael Schumacher es un recordatorio del problema que representan los energúmenos que conducen más con el ego y la suerte que con auténtica habilidad. El Pegasus es una herramienta útil, nadie lo duda, pero poca utilidad tiene cuando le toca perseguir a un tío que no sabe que va a 217 porque le va justo para contar hasta 10.

La DGT presume de haber reducido la siniestralidad en los últimos años, pero lo cierto es que la seguridad vial ha mejorado más gracias a los coches que a los métodos de disuasión, que por otro lado también potencian estos riesgos.

No faltan ojos que vigilen, pero sí cabezas funcionales.

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