LA SOLUCIÓN VIENE DE UN TALLER Y NO DE UNA DIRECTIVA

Este invento quiere hacer tu coche más ECO mientras Bruselas se empeña en encarecerlo todo

La UE planea perseguir las emisiones de los coches eléctricos. Concretamente, los microplásticos de las ruedas. Esta empresa ha creado un invento barato que borra la necesidad de multar a los fabricantes. Te lo contamos aquí.

Invento The Tyre Collective

Este invento quiere hacer tu coche más ECO mientras Bruselas se empeña en encarecerlo todoThe Tyre Collective

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Bruselas lleva tiempo advirtiendo de los peligros de los microplásticos, y con parte de razón, porque las partículas que se desprenden de los neumáticos son una de las principales fuentes de contaminación invisible del planeta. Así que los mandamases de la Unión Europea se han propuesto regularlas con la precisión con la que regulan todo: embutiendo burocracia, límites técnicos y certificados imposibles de pagar para la mayoría de los fabricantes, y que sea lo que Dios quiera.

Pero mientras unos se enredan en formularios y otros lo comentamos airados, un grupo de ingenieros británicos ha decidido pasar directamente a la acción. Si ya nos sorprendió el kit que convierte cualquier coche de 30 años en un híbrido enchufable, este invento nos muestra el camino para los neumáticos.

Se llaman The Tyre Collective y su propuesta es tan sencilla como brillante: capturar el polvo de los neumáticos antes de que escape al aire. Ni campañas de concienciación, ni discursos verdes grandilocuentes, ni tasas disparatadas. Solo física aplicada. Han desarrollado un dispositivo electrostático que se instala junto a las ruedas y atrae las micropartículas generadas por la fricción. Es un sistema barato, adaptable a cualquier vehículo y que podría reducir hasta un 70% de estas emisiones sin necesidad de reestructurar toda la industria automovilística.

Neumáticos para coches eléctricos
Neumáticos para coches eléctricos | Hankook

La diferencia está en la actitud, porque donde Bruselas ve un problema, crea un reglamento, y se prepara para las multas, este fabricante ve el mismo problema y diseña una herramienta para que los coches europeos sigan siendo viables y más limpios a la vez. Su misión no es la moralidad, sino mejorar, y ahí está la clave de por qué este invento ha llamado tanto la atención incluso dentro del sector.

El enemigo invisible que ni el coche eléctrico soluciona

Cada kilómetro recorrido libera diminutas partículas de caucho y polímeros sintéticos (por no hablar del polvo de frenos). No salen por el tubo de escape, pero terminan en el aire que respiramos y en los ríos donde pescamos. Lo más irónico de todo es que los coches eléctricos, esos que Bruselas quería convertir en la panacea de la sostenibilidad, emiten más microplásticos que los de combustión simplemente porque pesan más, y de ahí que ahora se planteen implantar el concepto de las emisiones también para ellos.

Ahí es donde The Tyre Collective se ha adelantado a todos. Su dispositivo no distingue entre gasolina, diésel o batería porque atrapa el polvo en el punto exacto donde se genera. Además, ese material recogido no se desecha; se puede reciclar y reutilizar en mezclas de asfalto o componentes industriales, cerrando un ciclo que hoy no existe en la normativa europea. Lo que para Bruselas es un residuo, para ellos es una nueva materia prima.

Mientras tanto, la Comisión Europea sigue afinando los plazos y los límites. Que si la norma Euro 7, que si la certificación obligatoria, que si el etiquetado de emisiones no escapatorias. Todo con el mismo resultado: más costes, más papeleo, más incertidumbre, y menos incentivos para que los ingenieros propongan soluciones reales sin temor a que se las tumben aleatoriamente. La ironía es que esta idea británica resuelve de forma práctica un problema que Bruselas acaba de presentar al mundo.

Neumático de coche
Neumático de coche | PIXABAY

Una innovación que nace pese a Europa, no gracias a ella

Lo más interesante de este sistema no es solo su tecnología, sino lo que representa. Demuestra que se puede avanzar hacia una movilidad más limpia sin condenar al coche a la extinción ni al ciudadano al sobrecoste o a quedarse peatón. Es el tipo de innovación que Europa dice querer fomentar, pero que acaba frenando con su propia maraña normativa.

El sistema ya se está probando en flotas urbanas y autobuses, y sus creadores quieren que sea tan común como un filtro de partículas. No persiguen ni medallas ni subvenciones, sino lograr impacto real. Algo que tiene más mérito de lo que parece.

La sostenibilidad no necesita más leyes, sino más ingenieros que amen su trabajo, porque mientras la Comisión sigue subiendo el precio de los coches en nombre de la ecología, en Londres un grupo de jóvenes demuestra que cuidar el planeta puede hacerse con una idea simple, práctica y asequible.

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