LA PROPUESTA MÁS SENSATA
Este coche no quiere llamar la atención, pero no pasa desapercibido
El Renault Clio de 2025 no llega a la calle anunciándose con estridentes alerones ni con faros que parecen focos de discoteca. En su lugar, se presenta con una silueta sosegada, y proporciones equilibradas.

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El Renault Clio de 2025 no es un coche especialmente pensado para presumirlo, pero cuando pasas a su lado algo en él retiene la mirada, y es que esa discreción no es fruto del azar.
En un mercado s¿Por qué todos quieren parecer deportivos y ninguno lo es?que acaban funcionando como camisetas de fútbol sin calidad, el Clio apuesta por una evolución pausada. Ha tomado elementos de modelos superiores como el Austral y el nuevo Mégane para pulir su imagen, pero sin desdibujar su carácter original. El resultado es un utilitario con el suficiente empaque para no parecer un coche anónimo.
La paradoja es que, al no buscar el foco, acaba llamando la atención por su coherencia. Cuando uno lo analiza con detalle se aprecia un diseño que fluye, un frontal renovado con faros LED y Matrix LED en forma de medio rombo y una carrocería que aúna modernidad y discreción. No hay estridencias, pero tampoco falta personalidad.
Diseño sobrio, detalles que importan
Por fuera, el Clio mantiene una longitud de 4,05 metros y un ancho de 1,80 metros, dimensiones perfectas para la vida urbana sin sacrificar estabilidad en carretera. La línea de techo desciende ligeramente hacia la zaga, lo que confiere dinamismo sin afectar la habitabilidad. Cada panel está trabajado para enlazar con el siguiente en un trazo continuo, evitando quiebres innecesarios.
La parrilla delantera adopta formas más pronunciadas que en generaciones anteriores, pero se integra sin sobresalir. Los LED firmados con ese medio rombo no sólo son un guiño estético, sino que ofrecen una iluminación nítida y homogénea. Tampoco faltan las llantas de 17 pulgadas en acabado mate, un toque de carácter sin caer en formas estrambóticas.
Los colores disponibles refuerzan la idea de coche atemporal. Tonos como gris grafito, blanco perlado y azul marengo subrayan la discreción, mientras que el rojo Titanium aporta una pincelada más viva sin alardes. En conjunto, el Clio respira un equilibrio difícil de encontrar entre lo moderno y lo mesurado.
Eficiencia sin alardes tecnológicos
Dentro de la gama 2025, la versión híbrida E‑Tech de 145 CV se postula como la más interesante. Su motor eléctrico funciona de forma habitual en ciudad, y el paso al 1.6 de gasolina es imperceptible. Las pruebas reales sitúan el consumo en torno a 4,3 l/100 km, una cifra que encaja con quienes buscan reducir gastos sin renunciar a cierta deportividad.
El sistema multimodo sin embrague se comporta con madurez: no hay tirones ni pausas incómodas. Tampoco hay animaciones de ciencia ficción en la pantalla, sino menús claros y un solo vistazo bastará para controlar lo esencial. La pantalla de hasta 9,3 pulgadas resulta intuitiva y no distrae más de la cuenta.
Para quienes prefieran motores térmicos, el Clio ofrece también un TCe de 90 CV y, en versiones Eco‑G, un motor de GLP que resulta muy económico en trayectos largos. En todas ellas, la prioridad ha sido la suavidad de funcionamiento y la eficiencia, sin acumular cifras de potencia que luego sólo sirven de reclamo en folletos.

Espacio que engaña al ojo
Aunque por fuera no parezca un coche gran tamaño, el Clio seduce con su espacio interior. El maletero marca 391 litros en las versiones de gasolina y 301 en la híbrida, pero si abatimos los respaldos traseros alcanza hasta 1.069 litros: una cifra inusual en un utilitario de 4,05 metros.
En las plazas traseras hay espacio suficiente para dos adultos, incluso en altura. La línea de techo ligeramente caída no sacrifica demasiado la sensación de amplitud. Además, el diseño de las ventanillas y el salpicadero sin salientes ayudan a crear un ambiente más diáfano.
Los asientos delanteros son firmes sin resultar duros. Después de varias horas de autopista, apenas notas fatiga. Y el acolchado de las puertas, junto con plásticos blandos en las zonas de contacto, refuerzan la impresión de estar ante un coche bien resuelto, sin renunciar a la ligereza visual de su exterior.
Precio y popularidad sin artificios
El Renault Clio arranca en 16.290 € en su versión más asequible, con posibilidad de descuentos de hasta 2.321 € en plataformas como Carwow. No es el más barato del mercado, pero sí uno de los mejor compensados por equipamiento y calidad percibida.
Esa fórmula ha dado frutos: en mayo de 2025 el Clio creció un 28,1 % en ventas y se situó como el segundo coche más vendido en España, solo por detrás del Dacia Sandero. No se trata de una moda pasajera, sino de un reconocimiento a su versatilidad y valor real por parte de miles de compradores.
Renault, por su parte, ascendió al tercer puesto entre las marcas en España, con un incremento del 12,5 %. Y buena parte de ese éxito descansa en la fiabilidad de este pequeño gran coche, capaz de ofrecer un equilibrio difícil de encontrar en el disputado segmento B.
Un clásico que no envejece
Pasados varios meses desde su lanzamiento, el Clio demuestra que la discreción bien entendida puede ser un punto fuerte. No es el coche más espectacular de su clase, pero sí uno de los que mejor perdura.
Sus líneas seguirán encajando dentro de unos años, sin parecer anticuadas. Su tecnología, sencilla y eficaz, no quedará obsoleta al primer aggiornamento. Y su experiencia de uso, pensada para lo esencial, permanecerá relevante mucho tiempo.
En definitiva, el Renault Clio no necesita alardes para destacar. Basta con cumplir de forma coherente y sin aspavientos, para que quien lo conduce se dé cuenta de que, en un mercado donde todo busca gritar, el silencio también tiene su eloquencia.
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