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CUESTIÓN DE SEGURIDAD

Estas son las dos razones por las que llevar una botella en el coche puede ser tan peligroso

La hidratación del conductor es fundamental para evitar errores al volante, pero llevar una botella suelta en el habitáculo puede ser un riesgo.

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Uno de los consejos que la Dirección General de Tráfico recuerda, de vez en cuando, es la importancia de la hidratación: sobre todo cuando la temperatura se dispara en los termómetros. En verano y en plena ola de calor es lógico tener una botella de agua en el interior del coche, pero, eso sí, debemos ser conscientes del peligro que implica llevarla de manera incorrecta.

La propia DGT ha hecho hincapié en los efectos que puede tener la deshidratación en nuestra conducción: la falta de agua puede llevarnos a cometer, prácticamente, los mismos errores que si nos pusiéramos al volante bajo los efectos del alcohol. Evitar esta situación es tan sencillo como llevar una botella en el habitáculo, pero su transporte debe llevarse a cabo correctamente. En caso contrario puede convertirse en un objeto peligroso para la persona que conduce y para sus acompañantes.

 Coche al sol
Coche al sol | Freepik

Un objeto de 60 kilos

Así nos lo recuerda Ocasión Plus: un recipiente de este tipo puede convertirse en un proyectil o en un obstáculo para nuestra conducción. Y todo esto sin olvidar que el proceso de hidratación puede transformarse en una multa.

Una botella de agua puede sufrir el conocido ‘efecto elefante’: si pesa un kilo, en un frenazo brusco a 60 km/h, puede multiplicar el valor de su masa por 55-60. Tendríamos, por lo tanto, un proyectil de 60 kilos suelto en el interior de coche: para evitarlo, antes de arrancar, colócala en un posavasos o en un compartimento. No es el único peligro que implica llevarla suelta: si llega a la zona de los pedales y se cuela por debajo, es fácil que bloquee el embrague, el acelerador o el freno interfiriendo en la conducción.

Conductor al volante
Conductor al volante | Pixabay

¿Te pueden multar por beber agua en el coche?

Aunque no figura de manera concreta en la normativa, los agentes de Tráfico pueden sancionarnos si consideran que este gesto puede poner en peligro el control del vehículo menoscabando nuestra seguridad vial y la del resto de usuarios de la vía. Les ampara el Artículo 18.1 del código de circulación que establece una de las responsabilidades del conductor: “Está obligado a mantener su propia libertad de movimientos”.

Y es que cuando cogemos una botella de agua retiramos una mano del volante y, además, la vista se aparta de carretera durante, al menos, cuatro segundos. Tiempo en el que, circulando a 100 km/h, podemos llegar a recorrer 113 metros sin saber qué ocurre a nuestro alrededor. Razón por la que podemos recibir una multa de 80 euros.

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