¿SE VERÁ LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL?

El diésel y la gasolina 95 ya bajan de los 2 euros pero, ¿significa esto que terminará la subida del combustible?

Después de meses siendo testigos de la subida del carbruante, por fin la gasolina 95 y el diésel bajan de los 2 euros pero, ¿es un caso aislado o el principio del fin de la subida?

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Llevamos desde hace meses observando como tanto la gasolina como el diésel alcanzaban máximos históricos para convertir la tarea de repostar combustible en una auténtica odisea. Sin embargo, después de que se haya registrado un precio medio inferior a los 2 euros tanto para la gasolina 95 como para el gasóleo A nos encontramos con algo de oxígeno pero, ¿esto significa que la subida del carburante llega a su fin?

Concretamente se ha registrado un precio medio para la gasolina 95 de 1,989 euros el litro y de 1,960 euros para el gasóleo A, mientras que la gasolina 98 sigue teniendo un precio medio de 2,144 euros el litro. Y aunque bien es cierto que ambos carburantes siguen lejos de los precios previos a la subida, esto se puede interpretar como una bocanada de aire fresco.

Todo ello puede deberse a que durante el último mes se ha registrado una caída del 14% del barril de Brent. No obstante, muchos expertos vaticinan una crisis económica que tendrá su máximo apogeo a partir de septiembre, lo que podría derivar en que los precios del carburante continúen con la subida y alcancen los 3 euros.

Y es que al fin de cuentas no debemos olvidar que nos encontramos en medio de una tormenta perfecta para que se de esta situación y nos alejemos cada vez más del contexto ideal para que se registren precios bajos. Uno de los principales condicionantes es el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania que, además del carburante, repercute, desgraciadamente, en numerosos aspectos.

Imagen de un vehículo repostando gasolina | Pixabay

También cabe mencionar el precio de la divisa, que teniendo en cuenta que el euro puede devaluarse más que el dólar podríamos encontrarnos con un precio a pagar más alto. A ello debemos sumarle el transporte y distribución del propio carburante, que no solo es más complejo dado el contexto actual, sino también más caro, repercutiendo directamente en el precio final que el cliente paga.

Y por último pero no por ello menos importante los impuestos que, aunque bien es cierto que el impuesto a los hidrocarburos además de estar por debajo de la media europea se aplica por litro de combustible consumido independientemente del valor de la gasolina o diésel, afectan igualmente. Concretamente afecta el IVA ya que se aplica directamente sobre el coste del combustible, y si el barril hace que suba el precio lo hará en proporción a ese 21% de IVA que se aplica en España.