ES MÁS PEQUEÑO QUE EL BYD DOLPHIN SURF
Es el coche más pequeño que verás jamás y va a conquistar Europa
Europa lleva ya tiempo necesitada de coches baratos. Coches como el Renault 4 o el Renault 5 clásicos. ¿Coches compactos? ¡No! Ni siquiera utilitarios. Hablamos de la entrada en masa de los kei-car de la mano de BYD.

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El futuro del coche eléctrico europeo no viene de Alemania ni de Francia, sino de China… y en formato ZIP. BYD, es el gigante que ya ha puesto patas arriba el mercado mundial de eléctricos, y ahora está ultimando un modelo más pequeño que el BYD Dolphin, que se ha concebido originalmente para Japón, pero que por dimensiones y planteamiento encaja como un guante en la nueva categoría de E-Cars que se prepara para la Unión Europea. Ahora que los eléctricos se han vuelto prohibitivos y las ciudades cada vez menos amables con los SUV, tiene toda la pinta de ser un buen puñetazo sobre la mesa.
El nuevo modelo se presentará oficialmente en el Japan Mobility Show 2025 y mide unos 3,4 metros de largo, pesa menos de una tonelada e incluye una batería Blade LFP de 20 kWh con hasta 200 km de autonomía, carga rápida y un motor de 47 kW (64 CV). O lo que es lo mismo: lo justo para el día a día urbano, sin promesas hinchadas de 600 km de autonomía ni precios que asustan a cualquiera que no cobre como un ejecutivo. Todo apunta a que BYD lo venderá en Japón en 2026, pero si existe un lugar donde este coche tendría más sentido aún, ese es Europa.

Lo que propone Bruselas con los E-Cars no es otra cosa que recuperar el espíritu de los utilitarios de toda la vida pero en versión eléctrica: coches pequeños, asequibles, sin toneladas de electrónica, con una seguridad razonable y consumos mínimos. Como los Dyane 6, como los 4TL, como el Fiat Panda. Justo lo que este BYD ya es de fábrica.
El E-Car que los europeos llevamos años pidiendo
La categoría E-Car, que todavía anda en desarrollo dentro de la UE, marcará un punto de inflexión que permitirá fabricar conducir vehículos eléctricos de hasta 3,8 m de largo, 70 CV y menos de 1.000 kg, con normativas de seguridad más flexibles para reducir costes. Lo curioso es que BYD, casi sin pretenderlo, ya ha construido el prototipo ideal para esa norma. Su pequeño eléctrico, que está diseñado para cumplir con las estrictas reglas japonesas de los Kei Cars, cumple milimétricamente con los límites que pide Europa para esta nueva generación de urbanos.

Eso significa que BYD podría entrar en el viejo continente sin apenas tocar el coche porque bastaría adaptar el puerto de carga, la conectividad y los estándares de homologación. Además, si mantuviese el precio previsto en Japón (unos 15.000 euros, antes de ayudas), se colocaría por debajo del Dacia Spring y muy cerca de lo que muchos europeos llevan años reclamando: un eléctrico pensado con la cabeza, que no sea ni una ruina ni un capricho de esos que solamente les suenan bien a los interesados.
De momento no hay ningún fabricante europeo se haya atrevido a dar ese paso. Renault trabaja en el nuevo Twingo E-Tech, Volkswagen en el ID.1 y Stellantis ya está trabajando en urbanos, pero todos comparten el mismo problema: los costes altos y la demasiada burocracia. BYD, en cambio, no tiene ese miedo, y su dominio sobre las baterías (fabricadas por ellos mismos además) le permite ofrecer autonomía razonable y fiabilidad sin inflar el precio.

Lo pequeño volverá a ser grande
Europa lleva años lamentando la desaparición del coche urbano asequible, y será una marca china la que lo resucite. Este nuevo BYD, que es más corto que un Panda y más espacioso que un Smart, podría convertirse en el símbolo de la movilidad eléctrica real, la que no se vende con marketing verde sino con pragmatismo. Es el coche que cabe en cualquier plaza de garaje, que se carga en casa en pocas horas y que cuesta menos mantener que un patinete de alquiler.
Además, su diseño cuadrado, puertas correderas y enfoque práctico encajan con lo que las ciudades europeas van a necesitar en los próximos años: vehículos eléctricos pequeños, ligeros y resistentes, no SUVs de dos toneladas que bloquean las calles de los colegios. Si a eso se suma la red de ventas que BYD ya está montando en España, Francia o Alemania, todo apunta a que la llegada de este modelo es solo cuestión de tiempo.
Así que sí, es más pequeño que el BYD Dolphin, pero su ambición es mayor. Podría ser el coche que de fuelle a los eléctricos en Europa y que convenza a quienes siguen viendo esta tecnología como un lujo de darle una oportunidad aunque sea en ciudad. Al fin y al cabo, la historia del automóvil siempre ha demostrado que los grandes cambios suelen empezar con coches pequeños. Y este BYD, con pinta de simpático urbano, podría ser el que reescriba las reglas del juego eléctrico europeo.
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