COSTES DE LOS COCHES ELÉCTRICOS

El coche eléctrico y tu bolsillo: ¿Cuánto te está cobrando de más tu taller por la revisión anual? (Datos reales)

Muchos piensan que un coche eléctrico es casi “gratis” de mantener, pero la realidad no es tan simple. Las revisiones pueden ser más baratas que en un coche con motor de combustión, sí, pero hay componentes específicos que requieren atención –y factura–. Vamos a ver qué se revisa, cuáles son los costes habituales y por qué no siempre es tan barato como dicen.

Líquido anticongelante

El líquido anticongelante es clave para evitar averíasPixabay

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El coche eléctrico no solo se ha anunciado como el salvador del planeta por sus “cero emisiones” –cero emisiones locales, es decir, mientras circula, aunque eso tampoco es 100% cierto–, pero todo lo que concierne a los costes de mantenimiento se ha, digamos, llevado al terreno que más convenía: todo es más barato. El caso es que no es realmente así y el mantenimiento de un coche eléctrico no es tan barato como quieren hacer creer.

Aunque un coche eléctrico tiene muchas menos piezas que un coche de gasolina o diésel, no es un vehículo sin mantenimiento. En su favor juega su arquitectura: no necesita aceite, bujías, filtros de combustible ni correas de distribución. Además, la fricción en el motor es mínima, lo que reduce el desgaste.Los daños habituales por movimiento mecánico son mucho menores, y eso se nota en el taller: menos revisiones grandes, menos recambios caros.

Esto es lo más comentado y lo que más se anuncia y comparte, pero hay otras cosas que son bastante más caras que en un coche con motor de combustión. Lo curioso es que se habla sobre esto largo y tendido, pero pocas veces se dice realmente lo que hay detrás. De entrada, y a modo de adelanto, la mano de obra es mucho más cara que en un coche con motor de combustión. Según el taller, la diferencia puede ser de hasta 40 euros la hora…

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Los talleres tendrían que aumentar el precio de la mano de obra para compensar la reducción de jornada laboral | EuropaPress

Componentes clave y sus costes

Sin duda, La batería es el elemento más delicado y caro de un eléctrico y el que más duda genera, pero no es algo que cambies cada cierto número de kilómetros. Según el taller, una revisión completa del sistema de batería (celdas, conexiones, refrigeración y diagnóstico) puede costar entre80 y 150  euros.

Los frenos también merecen mención: gracias al frenado regenerativo, las pastillas sufren menos. Eso sí, hay que revisarlos y sustituirlos con el tiempo. Según el taller, el coste varía, pero un cambio de pastillas ronda, de media, los 240 euros, que viene a ser igual que en cualquier otro coche con frenos equipados con sistema de recuperación de energía. El dato a tener en cuenta, es que se tarda más tiempo en cambiarlas.

En cuanto a líquidos, aunque no hay aceite, se revisan otros: refrigerante para la batería, líquido de frenos y, en algunos modelos, lubricante para la transmisión. Esa parte de la revisión cuesta unos 70 euros, según los datos disponibles. En cuanto al tema de la transmisión: muchos eléctricos tienen una caja muy simple o incluso no usan transmisión tradicional, por lo que el mantenimiento es muy reducido.

Finalmente, los neumáticos son uno de los pocos componentes que sí se desgastan de forma parecida a un coche convencional. En algunos modelos EV, por el par instantáneo, pueden desgastarse más si no se conduce con cuidado. Los neumáticos de los coches eléctricos suelen ser más caros que los neumáticos para coches convencionales. Hay fuentes que indican precios de 240 euros por rueda, aunque eso es en casos extremos de coches muy potentes, en realidad no llega a tanto, aunque, como se decía, sí son más caros que las ruedas para coches convencionales.

¿Cuánto pagarás por año en revisiones?

Según el taller y la marca, mantener un coche eléctrico normalmente cuesta alrededor de 370  euros al año para las revisiones básicas, si se sigue un plan de mantenimiento razonable.En contraste, los coches de gasolina suelen rondar los 513 euros anuales, dependiendo de uso, taller y marca.

Si miramos a largo plazo, el ahorro puede ser considerable. Por ejemplo, la revista Autopista apunta que en 10 años un coche eléctrico podría gastar alrededor de 1.500 euros en mantenimiento acumulado, frente a los 3.500 ‑ 4.000  eurosde un coche gasolina equivalente. Es cierto que 10 años es mucho tiempo y pocos usuarios tendrán en cuenta este dato.

Consejos para evitar averías
Consejos para evitar averías | Alquiber

Problemas reales y cuándo puede costar más

No todo son flores. Hay usuarios que ya han pagado más de lo que esperaban en revisiones. Según Motor.es, algunas revisiones pueden subir si se requiere diagnóstico especializado para los componentes de alto voltaje.

Además, aunque los EVs “no necesitan puesta a punto” como un coche con motor de combustión –puesta a punto del motor, obviamente–, sí hay puntos específicos que hay que chequear: el conector de carga, las fundas de los cables de alta tensión o el estado del pack de batería.

Por si acaso, también hay que tener en cuenta que no todos los talleres están igualmente preparados para coches eléctricos. Algunos mecánicos se están reciclando para poder diagnosticar averías o hacer mantenimiento especializado en vehículos eléctricos y eso conlleva tiempo y dinero, que luego se cobrará al cliente.

Definitivamente, tener un coche eléctrico puede resultar más barato a nivel de mantenimiento que uno de combustión, especialmente si no haces muchas reparaciones complejas. Pero hay que ser realista: las revisiones de coches eléctricos no son gratuitas ni triviales, porque nunca se tiene en cuenta la mano de obra. Para un coche con motor de combustión, siempre según el taller, se habla de costes de entre 40 y 100 euros la hora, pero se han reportado casos de precios de 150 euros la hora en el caso de coches eléctricos.

Si haces las revisiones recomendadas y cuidas la batería, puedes moverte con un coste anual razonable. Si, por el contrario, tienes un eléctrico exigente o con muchos kilómetros, el taller podría pedirte más para ciertos componentes específicos.

Esto es clave: no basta con la idea de que “el eléctrico cuesta menos”, hay que mirar qué se revisa, cada cuánto y cuánto cuesta realmente. Esa transparencia es la que marca la diferencia.

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