OBRA DE INVESTIGADORES EUROPEOS
La batería que se autorepara, el último invento para mejorar la autonomía de los EV
Bajo la iniciativa "Phoenix" financiada por la UE, investigadores de diversos países han creado unos sensores capaces de identificar cambios en una batería de iones de litio a medida que envejece.

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La autonomía sigue siendo el principal Talón de Aquiles de los coches eléctricos y, por ello, se siguen buscando fórmulas para mejorarla. Algo que urge teniendo en cuenta la creciente presencia de los EV en nuestras carreteras y al hecho de que cada vez son más los conductores que los compran. No obstante, hay proyectos en marcha que, según cuentan, han dado con la tecla. El último además tiene lugar en Europa y cuenta con el apoyo económico de la Unión Europea. Se llama Phoenix y en el participan investigadores de Bélgica, Alemania, Italia, Suiza y de nuestro país.
Unos sensores que controlarán todo
Lo que han hecho es crear unos sensores que son capaces de detectar cambios en una batería de iones de litio a medida que pasa el tiempo, de forma que activan su autorreparación cuando es necesario, con el propósito de duplicar la vida útil de las pilas y la de los vehículos eléctricos en general. "La idea es aumentar la vida útil de la batería y reducir su huella de carbono, ya que una batería que puede repararse necesita menos recursos en general", explica en un comunicado uno de los investigadores, Johannes Ziegler, científico alemán de materiales del Instituto Fraunhofer para la Investigación de Silicatos ISC.
Los investigadores pretenden dar un paso más allá mediante sensores avanzados y sistemas de activación que detectarán la expansión de la batería, generarán mapas térmicos y vigilarán si hay gases peligrosos. Todos ellos aportan un sistema de alerta temprana sobre el estado de salud de la batería al sistema de gestión de baterías (BMS en inglés) y cuando se determine que hay que repararla, se activará lo que llaman el proceso de curación. Además, se podría comprimir la batería para devolverle su forma o aplicar calor localizado para activar mecanismos internos de reparación; incluso se podrían evitar cortocircuitos y fallos.
Una hoja de ruta que se mantiene firme
Como comentan desde la iniciativa, la idea es que "con tratamiento térmico, ciertos enlaces químicos únicos se regeneren". Y es que las baterías de iones de litio que llevan a bordo los EV llevan decenas de kilos de metales valiosos, además del propio litio, como el cobre y níquel. Por lo tanto, deben durar mucho tiempo. Se suele decir que más de una década, al menos estar a la par de la vida útil que se espera del vehículo. Asimismo, con la idea del proyecto Phoenix se quieren hacer las baterías más seguras y que no necesiten añadir nuevos metales.
Hasta el momento, los sistemas de gestión de baterías (BMS en inglés) de los vehículos eléctricos controlan el voltaje y la temperatura en todo momento para evitar sobrecalentamientos y problemas de seguridad, pero han demostrado ser insuficiente. En cualquier caso, la prohibición de la venta de coches de combustión programada para el año 2035 es el factor que más marca claramente la idea del proyecto Phoenix, con el objetivo de reducir al máximo las emisiones de efecto invernadero procedentes de los vehículos. De momento, las reclamaciones de países como Italia y Alemania, así como las demandas de agentes del sector, no han servido para detener el camino trazado desde Bruselas.
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