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Toyota y la trampa más ingeniosa de la historia del automovilismo de competición

Toyota y la trampa más ingeniosa de la historia del automovilismo de competición

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En un tiempo en el que se está hablando mucho sobre las trampas o las medidas poco licitas dentro del sector del automóvil, es el momento de recordar la que posiblemente ha sido una de las artimañas más ingeniosas dentro del mundo de la competición y más concretamente en el WRC. Y es que a Toyota la terminaron pillando hace más de dos décadas los comisarios del Rally de Catalunya de 1995, destapando el secreto del éxito del Celica GT-Four. No nos engañemos, en el automovilismo, como en otras facetas de la vida se lleva a la práctica el conocido como ‘ tonto el último’ y los ingenieros estiran cada versión del reglamento al máximo posible, llegando incluso en ocasiones a traspasar la delgada línea que separa la ilegalidad de la legalidad. Si una ‘pequeña modificación’ te permite recuperar ese rendimiento que te separa de los mejores, ¿por qué no intentarlo? En el caso del Toyota Celica GT-Four, con pilotos de la experiencia de Didier Auriol, Juha Kankkunen, Armin Schwarz o Thomas Radstrom, tras un inicio algo dubitativo en el que únicamente destacaban las terceras plazas conseguidas por Kankkunen en Monte-Carlo y por Radstrom en Suecia, el rendimiento se vino abajo y obligó en parte al equipo japonés liderado por Ove Andersson a tomar medidas arriesgadas. Con Subaru en medio de una guerra civil entre Colin McRae y Carlos Sainz, la cual David Richards debía gestionar, el Toyota Team Europe resurgió con motivo del Tour de Corse y un Didier Auriol en el papel de perfecto anfitrión. El conductor de ambulancias más rápido del Mundial de Rallyes le daba la primera y única victoria de su historia al GT-Four ST205 sobre el asfalto galo, aunque posteriormente en 1996 también saborearían las mieles del éxito al ganar el Campeonato de Europa.
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toyota-st2015-02 | Centímetros Cúbicos
En la cita española se destapó la triquiñuela: Llegábamos a octubre de 1995, tras tres podios de seis posibles en Australia y Nueva Zelanda, el Rally de Catalunya esperaba para ver si el equipo conseguía repetir la gran actuación realizada sobre el asfalto corso. Allí se destapaba el engaño. Después de los abandonos de Armin Schwarz y Juha Kankkunen, ambos llegaron a liderar la cita española, las verificaciones técnicas realizadas a la unidad de Auriol dejaron al descubierto la utilización de un sistema con resortes que permitía desplazar la brida del turbo (en aquellos momentos tarada en 34 mm de diámetro) para que pudiera proporcionar hasta un 25% más de flujo de aire y por tanto aumentar la potencia del Celica GT-Four en torno a 50 CV. Una medida que fue pasada por alto por todos los comisarios técnicos que habían revisado anteriormente el ya famoso turbo del ST205. Una vez parado, la circulación y el flujo del aire era totalmente legal y acorde a la reglamentación técnica, requiriéndose una herramienta especial y mucha fuerza para poder destapar el ‘invento’. Se dice que en aquel momento un chivatazo proveniente de dentro del mismo equipo fue el encargado de destapar dicha triquiñuela que significó finalmente la exclusión del equipo en la temporada 1995 (Juha Kankkunen se quedaba sin opciones de pelear por su 5º título), la prohibición de competir durante los dos siguientes años en el WRC y el frenazo en seco al fichaje de Carlos Sainz, el cual ya tenía firmado un contrato por el cual competiría junto a Toyota en 1996. Desde entonces, numerosos especialistas, técnicos y medios de comunicación, incluido el ex-presidente de la FIA, Max Mosley, la han nombrado como la más ingeniosa trampa vista en el mundo de la competición.

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