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Peugeot en el Dakar: dos anécdotas que pasaron a la historia de la carrera

Peugeot en el Dakar: dos anécdotas que pasaron a la historia de la carrera

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Peugeot afrontará en apenas dos semanas su última participación en el Dakar. La firma del león decidió prorrogar un año más su programa de rally-raids con el objetivo de otorgarle a Sébastien Loeb las mismas opciones que tuvieron sus compañeros de equipo. El alsaciano saldrá junto a Daniel Elena a disputar su tercera edición de la prueba sudamericana, ansiando despedir al ‘Dream Team’ conformado por el fabricante galo con un triunfo. Los hombres de Bruno Famin han acumulado dos victorias en las tres últimas participaciones del equipo, dominando con su buggy recorridos que en teoría no les beneficiaban a las características de su vehículo. Este año, con las dunas peruanas contará con un importante aliado con el objetivo de conseguir su tercer tuareg consecutivo dentro de la categoría de coches, aunque se quedarán a uno de la racha de triunfos cosechada por el equipo dirigido por Jean Todt a finales de la década de los ochenta. De repetir victoria, en este caso con tres coches distintos (Peugeot 2008 DKR16, 3008 DKR, 3008 DKR Maxi), los de Sochaux se destacarían en la segunda marca con más triunfos en coches, sólo por detrás de Mitsubishi. Casi una decena de participaciones dan para muchas anécdotas, algunas de ellas forman parte de la mágica historia de la carrera organizada por ASO e ideada por el desaparecido Thierry Sabine.
121 - Paris Dakar 1989. Peugeot 405 Turbo 16. ArrivŽe ˆ Dakar.
121 - Paris Dakar 1989. Peugeot 405 Turbo 16. ArrivŽe ˆ Dakar. | Centímetros Cúbicos

El coche robado a Ari Vatanen:

En el 88 hace casi treinta años, se produjo uno de los momentos más rocambolescos de la prueba. En África muchas veces era imposible recuperar el vehículo cuando se abandonaba, por lo que por miedo a que este fuera robado algunos participantes tomaban la descorazonadora decisión de prender el fuego a sus propias monturas antes que dejarlas varadas en el desierto. En el caso de Vatanen no tuvo que tomar esta difícil decisión, sino que directamente le robarían el coche durante la noche en la Capital de Malí, Bamako, concretamente en el parque cerrado situado en el estadio de fútbol. Ari afrontaba por aquel entonces la última semana de carrera liderando cómodamente la prueba (dos horas de ventaja) sobre su compañero Juha Kankkunen, el cual seguía compitiendo en aquella edición con el Peugeot 205 T16 adaptado para raids. Una llamada despertó a Jean Todt en su habitación de hotel. Los secuestradores pedían al director del equipo 25 millones de francos por devolver a Peugeot su 405 T16. El equipo no cedería al chantaje y Vatanen no podría llegar finalmente a la hora de salida que tenía determinada en su carné de ruta. Tras la media hora de margen, el finés era descalificado. Dos horas después, el coche aparecería en perfecto estado a las afueras de Bamako, abandonado con el depósito de combustible vacío. Nunca se llegó a saber las razones para que finalmente los ‘secuestradores desistieran.

Una moneda al aire para el ganador:

Sin duda la más famosa se remonta al París-Dakar de 1989. Ari Vatanen y Jacky Ickx llegaban a las últimas etapas peleando por la victoria en coches, ambos para Peugeot y buscando revalidar una victoria que ya habían conseguido anteriormente. Jean Todt, presidente de la FIA por tercer mandato consecutivo tomaba una decisión salomónica. El francés lanzaba una decisión de 10 francos al aire, Ickx y Vatanen se jugaría a cara o cruz quién sería el beneficiado de las ordenes de equipo en una especie de pacto de caballeros al que la firma del león se vio prácticamente obligada a imponer por miedo a que la carrera se les escapara de las manos. La fortuna sonreiría al finlandés, el cual se disponía a conseguir su primera victoria al volante del Peugeot 405 T16 Grand Raid después del desastre de la edición de 1988. Aun así, Ickx no quedaría conforme con la decisión y en la penúltima etapa aprovecharía un error de Vatanen para ponerse líder a pesar de las ordenes de equipo. El belga aceptaría regañadientes las órdenes de Todt, esperando el último a Vatanen en pista hasta que este hubiera neutralizado su desventaja de 20 segundos en la general. Ickx subió al podio prácticamente obligado y además de no abrir el champán, se negó a estrecharle la mano a su compañero de equipo.

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