Centímetros Cúbicos
El piloto legalmente ciego y el cadáver que cambiaron el rumbo de la Segunda Guerra Mundial
El piloto legalmente ciego y el cadáver que cambiaron el rumbo de la Segunda Guerra Mundial
Publicidad
St. John 'Jock' Horsfall fue un piloto inglés que compitió en la década de los años 1930 en su país natal, y muy ligado a la marca Aston Martin. Fue en 1933 cuando adquirió su primer 'Aston', un Aston Martin Speed Model de 1949cc, y el verano siguiente ganaba un premio especial en su clase en el mítico circuito de Brooklands. Durante años fue piloto de la marca y sus anécdotas y hazañas son muchas, pero lo más notable es que estaba legalmente ciego: sufría una miopía y astigmatismo tan severos que no veía, literalmente, tres en un burro. Y se negaba a llevar lentes correctoras. A pesar de este ligero impedimento, Jock seguía compitiendo con una mezcla de éxitos, problemas mecánicos y aparatosos accidentes de los que salía indemne. Para Horsfall, lo más importante además de competir era ir elegante y bien vestido, y no utilizar las poco vistosas gafas, o un casco protector, así que era común verlo correr vestido con una camisa, corbata y chaleco. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Jock siguió ligado a los coches, pero esta vez como agente del MI5, al servicio de Su Majestad. En el MI5, lugar en el que coincidió en el tiempo con Ian Fleming (el creador de James Bond), sus tareas eran diversas: ponía a prueba las defensas de aeródromos, campamentos militares y establecimientos navales, y también trataba de sacar información a los oficiales emborrachándolos, para lo que disponía de una ración extra de mantequilla. Antes de comenzar a beber, se comía la ración entera de mantequilla para proteger el estómago y permanecer más tiempo sobrio. Pero fue a los mandos de los coches donde más misiones hizo, y entre ellas la Operación Mincemeat, una operación que tenía como objetivo engañar a la inteligencia alemana. Los aliados avanzaban en África y tenían como objetivo invadir Sicilia para empezar la 'reconquista' de Europa, pero para hacer esa invasión menos costosa en efectivos, la contrainteligencia británica urdió un plan para que el ejército nazi pensase que esa invasión comenzaría por Grecia. Solo necesitaban un señuelo, y aquí es donde entra en escena el famoso oficial británico que jamás existió. La idea era preparar un señuelo para los nazis en el que se encontrasen una documentación que no dejase lugar a dudas sobre el lugar del ataque, y para ello disfrazaron el cadáver de un vagabundo como oficial de la Marina Real, introduciendo los papeles falsos en su uniforme. Pensaron que lo mejor era abandonar el cadáver a la deriva en el mar frente a la costa española para que lo encontrasen las patrullas alemanas. Precisamente ese incidente inspiró la película " El hombre que nunca existió". El único problema era que debía ser encontrado antes de su descomposición. Para eso tenían a Jock Horsfall, cuya misión consistiría en cubrir los aproximadamente 675 km entre Londres y una base naval escocesa donde esperaba el transporte marítimo. Era una misión a contrarreloj y en el más absoluto incógnito, y para colmo, al cegato de Jock le tocó conducir de noche. A bordo de una gran furgoneta Fordson de 1937, Horsfall condujo a altas velocidades por las carreteras oscuras, y con los faros oscurecidos para no llamar la atención estuvo a punto de estrellar la furgoneta varias veces: juzgó mal una curva y chocó contra una rotonda, y en otro punto se estaba riendo a carcajadas al pasar al lado de un cine en el que daban una película de espías que casi se estrella contra una estación de tranvía. Finalmente llegó a su destino a tiempo y la Operación Mincemeat se pudo desarrollar, siendo un éxito y significando un giro importante para el destino de la Segunda Guerra Mundial.
Publicidad