Los disfraces son un clásico de la Lotería de Navidad, como lo es Manoli. Tiene casi 90 años, lleva muchos años yendo todos los días 22 de diciembre al Teatro Real de Madrid a ver el sorteo en directo, siempre disfrazada. Ha ido de bombo, de estrella, de rana, de muñeco de nieve... y este año, tiene disfraz nuevo. Aunque a primera hora no estaba en la cola y no había llegado (aunque sí tiene su sitio guardado), ya se sabe cuál va a ser su disfraz de la jornada: de cesta de Navidad.

¿Y por qué no está en la cola? Porque en la cola del sorteo hay reglas que no se siguen en otras filas. Aquí se guardan los turnos, hacen guardias entre sí, los que esperan se pueden ir a comer o a dormir y al regresar, su sitio sigue guardado. Este es otro de los clásicos de la Lotería de Navidad.

No son pocas las personas que hacen cola, incluso desde hace días, para entrar en el Teatro Real. En total son 600 butacas las que se ponen a disposición del público para disfrutar del sorteo en directo, pero no se venden entradas para el evento. El acceso a las instalaciones se realiza en estricto orden de llegada, y de ahí las colas.

Entre los que esperan desde hace días se encuentra el cántabro Jesús, más conocido como Chuchi, que lleva desde principios de mes. Otro de los que también está en la cola es el conocido como 'obispo de León', Juan, que este año ha llegado nada más y nada menos que con escolta, un hombre llamado César que lo protege ante la expectación. ¿Por qué? Porque se forman tantas aglomeraciones a su alrededor para pedirle fotos y para frotarle los décimos por la espalda que se llega a agobiar.

Las historias del sorteo de la Lotería de Navidad suelen venir después, cuando ya se conocen los premios, pero a primera hora, son muchas las que ya surgen a las puertas del teatro.