Que te toque la Lotería de Navidad no es fácil, precisamente. Pero conseguir entrar al salón del Teatro Real para ver en primera persona el sorteo del 22 de diciembre tampoco. Solo los valientes lo consiguen. Los valientes como Manuel, el hombre que encabeza la cola este año. Él está entre las 600 personas que verán el sorteo en directo. Eso implica varias noches largas y gélidas frente a la puerta del Teatro Real.

Eso sí, él ya tiene claro qué hará si le toca el Gordo, como confesó a los micrófonos de Más Vale Tarde. "Tengo tres hermanos: Pablo, Óscar y Álvaro. Y Álvaro no tiene voz, tiene muy poca voz y lo que queremos es que hable y que nos toque el 27.207 que es el que hemos comprado para vender y ver si podemos ayudarle. Y también, queremos ayudar a una niña de 9 años de Cantabria para poderle comprar una silla de ruedas".

Lo cierto es que no solo basta con hacer cola, pues es tradición que los fanáticos que acuden al sorteo lo hagan disfrazados. Por eso de atraer todavía más a la suerte. De ahí que a lo largo de la historia del sorteo navideño hayan pasado por el salón curas, flores, árboles de Navidad, magos, Papa Noel, Pipi Calzas Largas, brujas, hadas, payasos, casas, obispos e incluso toreros. Es más, hay quien opta también por disfrazarse de alguno de los elementos del sorteo navideño, como los bombos o las bolas. También de décimo, el gran protagonista de la jornada.

Pero hay una mujer que ha ido ganando protagonismo al boleto. Se trata de Manoli, quien a sus 85 años sigue asistiendo al sorteo cada año como público. Cada vez lo hace disfrazada de una cosa diferente. El año pasado lo hizo de muñeco de nieve, pero anteriormente se atrevió con el de árbol de Navidad, bombo y rama. Es más, el 22 de diciembre del año ya aseguró a las cámaras de laSexta que tenía pensado el disfraz de este año. Pero no quiso desvelar tal secreto. "El primer año que se abrió el Sorteo aquí en el Teatro Real yo vine, sin disfraz ni nada, pero desde entonces vengo cada año con él", recordó entonces.

Si bien es cierto que nunca le ha tocado el Gordo, sí que ha sido la afortunada de un quinto premio. En lo que también ha ganado es en amistades. Los que ha hecho con el paso de los años en la cola del sorteo. Jesús es otro habitual. El año pasado repitió su disfraz de Papa. Juan lleva usando el mismo desde hace nueve años. Se autodenomina el obispo de la Lotería. Sin embargo, este año cambiará de vestuario apareciendo de bola de nieve, como adelantó el año pasado. Quién sabe si eso le hará ser uno de los agraciados que celebre un premio desde las propias butacas.