Realizar grandes viajes, 'tapar agujeros', invertirlo... Todas las personas que han jugado a la Lotería de la Navidad han soñado alguna vez con ganar el Gordo, pensando en qué se gastarían el dinero del premio. Ángel Oliván, el dueño de una chocolatería en Calahorra, tenía claro que en caso de ganarlo gastaría la mayor parte del dinero iría para ayudar a esta ciudad de La Rioja. Con este objetivo en mente, decidió probar suerte gastándose gran parte de su dinero en comprar décimos.

Su historia fue tan relevante que se ha convertido en uno de los cinco episodios de 'anuncios' de la Lotería de Navidad que han llegado hasta los servicios de 'podcast'. Después de ver la luz la campaña publicitaria de Loterías y Apuestas del Estado el pasado mes de noviembre, en los últimos días antes del sorteo se están dando a conocer las historias reales que conforman la campaña de radio de este año.

La historia de Oliván empieza cuando él toma la determinación de ayudar a Calahorra, pero llega a su culmen cuando, tras años participando, en 1932 la suerte le sonrió. Al parecer, a la lotera solo le quedaban dos series y decidió darle a Ángel la que nadie quería. "Le daremos el número más viejo al señor Oliván, como es soltero y viejo no le hace falta el dinero", cuentan las crónicas de esos días.

Lo que nadie se esperaba es que ese número acabaría convirtiéndose en el gran premiado; una gran suerte que él quiso repartir con toda la ciudad, gastándose gran parte de los tres millones de las antiguas pesetas que le habían ganado en construir un colegio.

De esta forma, levantó una escuela llamada Oliván-Quintiliano, cuyas puertas se abrieron en el año 1946. Más tarde, en 1984, pasó a llamarse Colegio Ángel Oliván por Orden Ministerial. "Su funcionamiento autónomo comenzó el 3 de septiembre de 1984 cuando se reúne por primera vez el Claustro del Colegio Público Ángel Oliván y se constituye con dos unidades de párvulos, seis de E.G.B. y una de Educación Especial. Esta travesía la comenzaron 9 profesores y 112 alumnos", explican en su web.

Además, otra gran parte del dinero que ganó con la Lotería de Navidad decidió invertirlo en arreglar la carretera de Calahorra y en construirse una gran casa que se convirtió en la primera que contaba con un ascensor en el interior en 1935.

La historia de Oliván lo llevó a ganarse un hueco en el museo de la Romanización, donde en 2021 crearon una sala en memoria de este chocolatero.