Hace justo un año el champán corría por un bar de Vilalba, Lugo. Fue la zona cero del sorteo de 2017. El primer premio dejó una lluvia de millones.

Un año después, el bar continúa abierto y aunque su propietaria también resultó agraciada, sigue detrás de la barra. "Seguimos trabajando, gracias a dios hay mucho más trabajo todavía", explica la mujer que regenta el bar.

Hace un año, Patricia se enfundaba su camiseta de millonaria sin soltar su botella de champán. Sigue sirviendo café, pero 400.000 veces más contenta y pensando todavía en qué va a gastar su premio. "No he tenido tiempo ni de tener caprichos ni un viaje ni nada".

Como ellas, decenas de vecinos de Vilalba tienen en sus cuentas un par de ceros más, aunque cuentan que sus vidas no han cambiado mucho: "Arreglas la casa, te compras un coche y no te da para mucho más".

Los 500 millones de euros que dejó la lotería el año pasado atraen a muchos clientes a la misma administración, porque "las posibilidades son siempre las mismas", apunta María, que regenta la famosa administración.