En cada proceso electoral, la participación varía. En las elecciones municipales del 28M de 2023, la participación tanto a las 14:00 como a las 18:00 era superior a la registrada en 2019 o en 2015. Además, el primer dato de participación de las 14:00 horas en estas elecciones generales se sitúa en un 40,48% de los votantes, un porcentaje superior al de los últimos comicios generales y que no se daba desde 2004, pero habrá que esperar hasta el cierre de los colegios electorales si se traduce al cómputo global.

En la entrevista de Jordi Évole a Pedro Sánchez, el actual presidente del Gobierno aseguraba que para este 23 de julio espera una participación "alta", concretamente entre el 73% y el 76%, entre tres y seis puntos por encima de lo registrado. ¿Pero supone esto una alta participación? ¿Cuál ha sido la participación más alta en unas elecciones generales?

Hasta la fecha, las tres elecciones generales con más participación han sido todas elecciones de cambio, es decir, en las que el partido más votado no era el que gobernaba en ese momento. Hay que decir, no obstante, que una de las generales con más participación de la historia fueron las primeras de la democracia, las de 1977, cuando la UCD se convirtió en el primer partido político ganador (y el que gobernó) de la democracia posfranquista. En aquella ocasión, votaron el 78,83% de los electores, dándole a la Unión de Centro Democrático un 34,44% de los votos y convirtiendo a Adolfo Suárez en el primer presidente del Gobierno.

¿Es un 73% una participación alta?

Al hilo de las cifras mencionadas por Sánchez, surge entonces la duda. ¿Se puede considerar que un 73% es una participación alta? Hasta la fecha, de las 15 elecciones generales que se han celebrado en España, sólo seis han superado este porcentaje, siendo el PSOE el partido más votado en la mayoría de ellas:

  • 2008 | Participación: 73,85% | Presidente: José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE)
  • 2004 | Participación: 75,66% | Presidente: José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE)
  • 1996 | Participación: 77,38% | Presidente: José María Aznar (PP)
  • 1993 | Participación: 76,44% | Presidente: Felipe González (PSOE)
  • 1982 | Participación: 79,97% | Presidente: Felipe González (PSOE)
  • 1977 | Participación: 78,83% | Presidente: Adolfo Suárez (UCD)

En el otro lado de la balanza están las siete elecciones generales que no llegaron al 70% de participación: en estas, cuatro veces el partido ganador fue el Partido Popular, dos el PSOE y una, la UCD:

  • 2019 (noviembre) | Participación: 66,23% | Presidente: Pedro Sánchez (PSOE), con el primer gobierno de coalición de la historia
  • 2016 | Participación: 66,48% | Presidente: Mariano Rajoy (PP)
  • 1979 | Participación: 68,04% | Presidente: Adolfo Suárez / Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD)
  • 2000 | Participación: 68,71% | Presidente: José María Aznar (PP)
  • 2011 | Participación: 68,94% | Presidente: Mariano Rajoy (PP)
  • 2015 | Participación: 69,67% | Presidente: Mariano Rajoy (PP)
  • 1989 | Participación: 69,74% | Presidente: Felipe González (PSOE)

¿Beneficia la alta participación a la izquierda?

Históricamente se ha venido escuchando la máxima de que una alta participación en unas elecciones generales beneficia a la izquierda. Lo cierto es que hasta las generales de 2011, casi todos los procesos en los que ganó el PSOE la participación estuvo por encima del 70% (o, como es el caso de octubre de 1989, rozando este porcentaje), aunque en 1996, la tercera mayor participación de la historia, acabó con el Partido Popular como partido vencedor y en 1977, las primeras elecciones democráticas, la formación ganadora fue la de Adolfo Suárez (UCD).

No obstante, desde la desaparición del bipartidismo, esta relación (que tampoco era directa siempre) se rompió. Hasta 2015, más o menos, se podía decir que una participación por encima del 70% ya era alta, y casi siempre beneficiaba a la izquierda, dando como resultado un Gobierno liderado por el PSOE. Ahora bien, con una mayor representación de otros partidos más allá de PP y PSOE, una alta participación lo que puede provocar es la fragmentación del voto, según señalan los expertos.

Pese a que para estas elecciones tampoco se ha vuelto al bipartidismo, el 23J se presenta como un proceso con algo menos de fragmentación en la izquierda, con la presentación del proyecto político de Yolanda Díaz. La intención de Sumar es presentar a todas las formaciones a la izquierda del PSOE unidas, a diferencia de lo que ha venido ocurriendo en otros comicios, no sólo generales, sino también municipales o autonómicos.

En el bloque de la derecha, la fragmentación del voto llegó primero con Ciudadanos y después con Vox. Ahora, tras la desaparición del partido naranja el voto conservador se divide entre PP y Vox, si bien esta división parece no afectar en el resultado: numerosas encuestas dan al bloque de derecha los suficientes escaños como para alcanzar la mayoría y aunque otros no dan tan buenos resultados, sí muestran que se acercarían mucho a los 176 escaños que suponen la mayoría del hemiciclo.

¿Habrá una participación superior al 73% este 23J?

Aquí está la gran duda. Las elecciones generales de 2023 son las primeras (a nivel nacional) que se celebran en pleno verano, en mitad del periodo vacacional de los españoles por excelencia. Es por eso que desde el primer día que se abrió el voto por correo, las oficinas de Correos se llenaron de ciudadanos presentando toda la documentación necesaria para poder participar en los comicios, independientemente de que uno esté o no en su ciudad de residencia. De hecho se registraron cifras récord de solicitudes para realizar este trámite tras cerrar el plazo. Concretamente la empresa estatal de mensajería recibió un total de 2,5 millones de formularios.

Sin embargo, no será hasta el mismo día de las elecciones cuando se confirme si realmente la participación ha llegado a ese porcentaje. En las últimas municipales y autonómicas, el voto por correo presentó considerables diferencias entre unos territorios y otros: en Melilla, por ejemplo, votó por correo casi el 10% del electorado, mientras que en Cataluña fue de los más bajos, con Girona y Tarragona rozando sólo el 1% del voto por correo.