La posibilidad de reeditar un gobierno de coalición progresista de PSOE y Sumar pasa necesariamente por contar con el apoyo de los partidos independentistas. Para que Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno, PNV, ERC y Bildu deberán votar que 'sí' y Junts per Catalunya, al menos, abstenerse. Es con la formación de Laura Borràs con la que, de primeras, las negociaciones parecen más complejas y por eso Sánchez confiará a María Jesús Montero, ministra de Hacienda y vicesecretaria general de la formación, y a Félix Bolaños, ministro de Presidencia, esta misión que quieren llevar a cabo con total "discreción".

Por ahora, Junts sostiene que sus condiciones pasan por laamnistía y la autodeterminación, y los socialistas insisten en que todo lo que negocien será "en el marco de la Constitución", en palabras de la propia Montero.

Por parte de Sumar será Jaume Asens el encargado de trabajar con todas las fuerzas catalanas "para conseguir que la investidura sea un éxito". Así lo anunciaba Yolanda Díaz en Al Rojo Vivo: "Le he encomendado esta tarea. Lo va a hacer con discreción y con todas las fuerzas catalanas porque todas son importantes".

Además, en ERC también empiezan a preparar el terreno para la negociación. Serán Gabriel Rufián, Sara Bailac y Teresa Jordàlos encargados del partido republicano de hablar con los grupos parlamentarios. Esta última será además la portavoz de las negociaciones.

Tanto PSOE como Sumar saben que los grupos independentistas catalanes no darán su 'sí' a cambio de nada. De hecho, para hacer poner en valor los 14 diputados que los independentistas tienen en el Congreso, ERC y Junts ya han iniciado las conversaciones entre ellos para intentar hacer una suerte de frente común. Para Díaz, la fórmula en la confía es el "diálogo, diálogo, diálogo, llegar a acuerdos y cuando los tengamos, que los catalanes voten".

Lo cierto es que, al menos del lado socialista, la intención es que todas las formaciones "digieran" los resultados del 23J antes de embarcarse en ninguna negociación. El primero de los pasos marcados en la agenda política se dará el próximo 17 de agosto con la constitución de las Cortes Generales. A partir de ahí, comenzarán los contactos con los partidos para buscar apoyos de cara a la investidura.

Y en este proceso serán claves las negociaciones con los líderes independentistas. Para entonces, el PSOE habrá intentado ya acercar posturas con un guiño a la hora de constituir la Mesa de la Cámara Baja: ofrecerán la posibilidad a ERC y Junts de tener grupo propio en el Congreso de los Diputados, ya que ninguna de estas formaciones ha logrado el porcentaje de voto necesario para ello.

Los socialistas buscarán fórmulas para que no acaben en el Grupo Mixto, y es que el hecho de contar con grupo propio supone beneficios políticos, más posibilidades de iniciativas parlamentarias y más visibilidad; económicos; y de medios, como más asesores.