Con menos de 100 habitantes, Muñogrande, en Ávila, es uno de los mejores ejemplos de cómo la España rural ha dado la espalda a Vox. De entrada, en este pueblo se vota al Partido Popular, este año con bastante más apoyo, y Vox ha pasado de ser la segunda fuerza a la cuarta.

Los habitantes creen que la pérdida de apoyos a la formación de la extrema derecha tienen que ver con que "han hecho las cosas mal" y también por algunas de las medidas que intentan llevar a cabo desde el Gobierno de Castilla y León, donde ostentan la vicepresidencia y tres consejerías.

Es precisamente en esta región dónde más han caído, donde existía el único Gobierno de coalición anterior al 28M. Ignacio Jurado, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III en Madrid, explica que Vox ha apostado mucho allí por imponer su agenda cultural y además señala que gobernar suele ser peligroso para el socio menor de la coalición.

En municipios como Cieza, en Murcia, han pasado de ser los más votados a ser los terceros. Una región que sigue sin Gobierno por el desacuerdo entre PP y Vox y que puede llegar a estar abocada a una repetición electoral. Muchos ciudadanos hacen culpable a Vox, antes que al PP, de este bloqueo institucional.

Son zonas donde se sienten especialmente abandonados por la política, donde, dicen los habitantes "no hay nada" que atraiga a otros para irse a vivir allí. Y es que ni siquiera en campaña se han centrado en propuestas para ellos.

Como indica Jurado, Vox ha basado su campaña en el "antisanchismo", y esa postura favorece mucho más al partido que va a encabezar el cambio. Los expertos apuntan a que el crecimiento de PP y PSOE ha castigado a Vox más en escaños que en votos.