La victoria agridulce de Feijóo porla suma insuficiente de escañospara formar gobierno en el Congreso poco tiene que ver con la victoria aplastante de los 'populares' en el Senado. Este 23J se decidía el futuro de las dos cámaras y, a pesar de que Feijóo previsiblemente no podrá formar Gobierno, ha obtenido mayoría absoluta en la Cámara Alta.
El PP ha conseguido obtener 120 senadores de los 208 se eligen de forma directa en las elecciones generales, 37 más que en la anterior legislatura, mientras que el PSOE ha pasado de los 93 escaños a los 72. Le sigue, con siete escaños, Izquierdas por la Independencia, la coalición de ERC y EH Bildu para esta cámara.
A la vista de que PP y Vox no suman la mayoría de 176 escaños en el Congreso y no tienen el apoyo de ningún grupo independentista para poder ascender a la Moncloa, es probable que una investidura del candidato 'popular' fracase, abocando a un nuevo intento de Sánchez para formar Gobiernode la mano de Sumar y con el apoyo de los partidos independentistas o a una repetición electoral.
En caso de que Pedro Sánchez consiguiera formar un gobierno alternativo, estos números en el Senado complicarían mucho su legislatura.
¿Cómo podría afectar una mayoría absoluta del PP en el Senado?
El Senado, al igual que el Congreso, tiene función legislativa, de aprobación presupuestaria y de control de la acción del Gobierno. En lo que respecta a las iniciativas legislativas, funciona más bien como una cámara de segunda lectura, puesto que toda ley se inicia normalmente en el Congreso y después es ratificada por el Senado. Por este motivo, los senadores populares tendrían que ratificar las leyes aprobadas en el Congreso por un gobierno progresista.
Además, el Senado actúa como cámara de representación territorial y tiene funciones como autorizar los acuerdos de cooperación entre comunidades o aprobar la aplicación del artículo 155.
Con mayoría absoluta en el Senado, el PP podría aprobar enmiendas (adiciones, supresiones o modificaciones concretas de una ley) o vetos, es decir, rechazarlas en su totalidad, sin contar con el apoyo de ningún otro grupo político.
Estas enmiendas o vetos tendrían que remitirse de nuevo al Congreso de los Diputados y allí someterse a debate y votación. Después, el Gobierno podría aprobarlas por mayoría simple, pero las enmiendas del Senado se tendrían que incorporar al texto definitivo de la ley.
En cambio, los vetos que podría imponer a ciertas leyes el PP tendrían que ser levantados por una mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados dentro de los dos meses siguientes o una mayoría simple una vez transcurrido dicho plazo, por lo que puede prolongar y dificultar mucho la acción de un gobierno progresista.
Asimismo, al Senado le corresponde elegir a miembros de otras instituciones como el Tribunal Constitucional, el CGPJ o el Consejo de Administración de RTVE. Pero, sobre todo, le corresponde la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.
La elaboración de estas cuentas públicas sería exclusiva del Gobierno, pero al Senado le corresponde su examen, enmienda y aprobación y, en caso de que los Presupuestos Generales del Estado no se aprueben antes del 1 de enero de cada año, se considerarán prorrogados los del año anterior.
Más Noticias
- Un año del 23J: así contó laSexta las primeras elecciones generales celebradas en pleno verano
- PSC y ERC, más cerca de la investidura mientras Puigdemont presiona para evitar el pacto
- Cómo Europa puede decidir sobre tu derecho a hablar euskera, gallego o catalán
- Dime qué pescado comes y te diré si podrás seguir haciéndolo en 2024
- El Parlament activa la cuenta atrás de dos meses para investir a un nuevo president
Si, por el contrario, el resultado de las elecciones generales del 23J aboca a España a una repetición electoral, el Senado quedaría disuelto y los españoles tendrían que volver a votar también para esta cámara.
Frente a la ultraderecha de Le Pen
La izquierda francesa da un primer paso hacia un "nuevo Frente Popular" para las elecciones legislativas
Los principales partidos de izquierda coinciden en la necesidad de presentar una candidatura única que haga frente al proyecto de Macron y a la ultraderecha de Le Pen, cuya victoria en las europeas ha llevado al adelanto electoral en Francia.