Las diputaciones forales están entre las instituciones más importantes del País Vasco, con siglos de historia. Según la legislación española, cada diputación foral hace referencia a uno de los tres territorios históricos vascos, Álava (Araba), Guipúzcoa (Gipúzkoa) y Vizcaya (Bizkaia)

Al contrario de lo que ocurre con las diputaciones provinciales, la importancia de las diputaciones forales reside en su gran autonomía y poder de acción: entre sus funciones está la potestad para gestionar, inspeccionar y recaudar los impuestos en el territorio, además de ostentar la administración del municipio. Esto se debe a que, a diferencia de otras localidades nacionales, País Vasco cuenta con un régimen fiscal distinto debido a una serie de fueros implantados que, procedentes de fuentes de derecho históricas, han acompañado a la comunidad desde la Edad Media.

El gobierno de esta institución corresponde al diputado o diputada general; un cargo que se elige en las Juntas Generales de cada territorio histórico: es aquí donde se elige a la persona que liderará su su rumbo. Entre los distintos departamentos se pueden encontrar muchos y muy diversos, aunque cada territorio tiene la potestad de elegir sus competencias; algunos de ellos suelen ser el departamento de Agricultura, Administración Pública, Cultura, Hacienda y Finanzas, Medio Ambiente, Transportes, entre otros, según las diputaciones forales de estos territorios.

Por ello, convertirse en el responsable de una diputación foral significa ser el líder del Ejecutivo en la región, pues es en esta institución en la que recae el gobierno y la administración de cada una de los territorios vascos. Colaboran, no obstante, con los organismos autonómicos, además de con otros estatales y municipales. Actualmente, estos son las personas que están al frente de estas instituciones:

  • Unai Rementeria (PNV), en Vizcaya
  • Markel Olano (PNV), en Guipúzcoa
  • Ramiro González (PNV), en Álava

La elección de quien se encarga de la diputación general corresponde a las Juntas Generales de cada Territorio Histórico que con arreglo a los resultados de las elecciones a la presidencia se convoca un pleno para la designación de este puesto.

¿Cómo se elige a los diputados generales?

Cada territorio vasco tiene su propio proceso electoral pero todos cuentan, en definitiva, con un organismo clave que se encarga de iniciar este proceso, que son las Juntas Generales. Existen una por cada territorios histórico y su función es legislativa además de tener ciertas competencias específicas. En sus manos se suele encontrar la aprobación de los presupuestos generales del territorio, la elección del diputado general y el control de la actuación de la Diputación Foral.

La elección de un diputado o diputada se hace cada cuatro años, una vez celebradas las elecciones a las Juntas Generales. Después de constituir la nueva Cámara y elegida la Mesa se celebra el pleno en el que se procede a la designación del diputado general. En este punto cada Grupo Político con representación en la Junta, mediante el respectivo Grupo Juntero, presenta a uno de sus miembros como candidato o candidata. El pleno se inicia con la intervención de los candidatos para exponer su programa de gobierno y responder a las preguntas de los demás grupos. Una vez finalizado el debate, se procede a la votación eligiendo a quien ostentará el liderazgo del ejecutivo en cada uno de estos territorios históricos vascos.

Historia sobre las diputaciones forales

Cada diputación foral tiene su propia historia, pero podría decirse que su influencia empieza a fraguarse en los siglos XV y XVI. A diferencia de las diputaciones provinciales, las del País Vasco tienen un origen más remoto y vienen con ciertos derechos reservados que otras provincias no tienen, gracias precisamente a su historia. Actualmente, la mayoría de estos privilegios son de tipo fiscal, como la regulación autónoma de los impuestos en estos territorios o su recaudación.

Los fueros son una serie de 'privilegios' que fuera de País Vasco pueden ser desconocidos, pero no dentro de la región vasca. En sus inicios, se trataba de un conjunto de normas que regulaban la administración de estos territorios y tenían la particularidad de ser flexibles, dependiendo de las situaciones que pasara la región. Su origen es medieval, y al principio, este conjunto de leyes discutía en las juntas vecinales y que luego se trasladaba a las Juntas Generales.

Su importancia fue tal que incluso con su anexión en el año 1200 a la Corona de Castilla los reyes castellanos decidieron respetarlos y para ello solían jurar protegerlos. Los fueros, por aquel entonces, fueron los que hicieron que País Vasco estuviera exento de impuestos a la corona, la liberación del ejercicio de las armas y el respeto por su organización propia, tal y como recogen desde la organización Bizkaia Talent.

A partir del siglo XVIII, las relaciones entre el Gobierno central y las diputaciones empezaron a tensarse. Muchos monarcas españoles intentaron reducir su influencia, como hizo Fernando VII al sustituirlas por diputaciones provinciales. Esto simbolizó la lucha entre dos modelos de gobierno totalmente distintos, el francés centralista y liberal, procedente de la Revolución Francesa, y el medieval, que todavía estaba presente en España, con fueros como los de País Vasco y Navarra.

En lo sucesivo, las intensas guerras carlistas provocaron que la corona empezara a eliminar estos derechos, y no fue hasta 1936 cuando se pudieron volver a instaurar con la llegada de la II República y el Estatuto de Autonomía Vasco. En 1939, cuando la guerra civil española llevó al país a una dictadura que duró más de cuatro décadas, se derogaron estos fueros hasta que, con la llegada de la democracia, se recuperaron.