"Pongo mi palabra por detrás del interés de los extremeños". Es lo que dice ahora María Guardiola, candidata del PP a la Presidencia de Extremadura, que hapactado con Vox un gobierno por el que la extrema derecha adquiere una consejería, dos puestos en la Mesa de la Asamblea y un senador autonómico.

Así recula María Guardiola, quien hace apenas diez días decía: "Yo no voy a traicionar mi palabra por ser presidenta a toda cosa". Ahora, será presumiblemente la presidenta de la región y ya ha anunciado que se presentará a la investidura y quecontará con el apoyo de la ultraderecha.

Para alcanzar este pacto, dice la extremeña, se han tenido que sentar para buscar puntos de encuentro: "Eso hemos hecho por encima de cualquier diferencia ideológica y programática. Hemos buscado lo que nos une, teniendo claro que lo primero es Extremadura".

En esta última semana se habrían dado cuenta la derecha y la extrema derecha de que les une "mucho más" de lo que les separa, según la propia Guardiola, que insiste que la decisión no viene de Génova y que sus principios "siguen intactos".

La 'popular' reconoce que faltó a su palabra pero inciden en que decidió dar "un paso al frente porque quería cambiar la vida de los extremeños". "Mi palabra no es tan importante como su futuro".

Y es que aunque afirma que contempló dimitir, cree que esa "hubiera sido una salida fácil para quienes quieren que todo siga igual". Asegura que no se rinde como "muchos deseaban" que lo hiciera.

Además, preguntada por aquellas palabras en las que dijo que no podía dejar entrar en el Gobierno "a quienes niegan la violencia machista, a quienes deshumanizan inmigrantes y quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI", haciendo referencia a los de Abascal, la líder del PP extremeño responde que fueron "fruto de un enfado y una frustración por un momento concreto".