En el apretado calendario electoral español está marcado el domingo 21 de abril, cuando se celebran los segundos comicios autonómicos de este año en España. País Vasco decide quién será el sustituto de Iñigo Urkullu que, después de tres legislaturas, se despide como lehendakari. Ese domingo, Guipúzcoa (Gipuzkoa), Vizcaya (Bizkaia) y Álava (Araba) eligen a los 75 integrantes del Parlamento vasco, 25 cada uno: lo hacen en base a un sistema que no tiene en cuenta la población de cada uno de los tres territorios históricos, un sistema desigual, apenas cuestionado y consagrado por el propio Estatuto de Autonomía.

El sistema electoral vasco es el único de todas las comunidades autónomas en el que no se tiene en cuenta la población para repartir proporcionalmente los escaños, una excepción que obedece a motivos históricos y también políticos.

¿Por qué el sistema electoral vasco es diferente?

La comunidad autónoma del País Vasco se configuró como una realidad confederal, una unión de sus tres territorios históricos, auténticos depositarios del autogobierno vasco a través de sus fueros. De hecho, este reparto no se estableció en las leyes electorales ni en sus sucesivas reformas, sino que figura en el propio Estatuto de Autonomía, que en su disposición adicional primera detallaba incluso que fueran 20 por provincia.

Además de la referencia a la foralidad, autores como Eduardo Mancisidor —quien fue letrado mayor del Parlamento Vasco— apuntaron asimismo a motivos políticos, como los "cálculos electorales de las diferentes fuerzas políticas" y también a un intento de facilitar una hipotética incorporación de Navarra, tal y como prevé la disposición transitoria cuarta de la Constitución. Así, en las primeras elecciones autonómicas de 1980 después de la transición se eligieron 60 parlamentarios (20 por territorio). Fueron las únicas, porque en la ley electoral de 1983 se elevó a 25 el número de escaños por territorio, merced a las enmiendas de Coalición Popular y Euskadiko Ezkerra.

Cuánto vale cada voto en unas elecciones en Euskadi

El censo electoral de 2024 asciende a 1.795.206 electores. Vizcaya (Bizkaia) cuenta con 945.874, Guipúzcoa (Gipuzkoa) suma 587.709 y Álava (Araba), 261.623. Esto significa que el voto de un alavés pesa 3,6 veces más que el de un vizcaíno. En Vizcaya (Bizkaia), cada parlamentario representa a 37.834 votantes, mientras que un escaño guipuzcoano corresponde a 23.508 y uno alavés, a 10.464. Esta diferencia llevó, en legislaturas pasadas, a sobrerrepresentar notablemente a fuerzas políticas como Unidad Alavesa, que llegó a tener 5 escaños en 1994 con solo 27.797 votos. En esos comicios, Ezker Batua (EB) logró 6 parlamentarios con 93.291 sufragios.

Además, la ley electoral vasca estableció un mínimo del 5% de los votos emitidos en una circunscripción para poder acceder al reparto de escaños, pero en 2000, a iniciativa (y conveniencia) de Ezker Batua, se modificó este apartado de la norma para rebajar este requisito al 3%, vigente en la actualidad.

Un sistema electoral singular que nadie debate

Pese a su singularidad, el sistema electoral vasco apenas ha sido objeto de debate. Solo UPyD, a través de su parlamentario Gorka Maneiro, propuso su reforma profunda, cuando presentó en 2010 una proposición no de ley que planteaba que toda Euskadi fuera una circunscripción electoral única para que "los votos de todos los ciudadanos valieran lo mismo". Su propuesta fue rechazada por todos los grupos políticos excepto EB, que se abstuvo.

Uno de los argumentos esgrimidos para tumbar la propuesta de UPyD fue que el sistema vasco no había generado distorsiones importantes en la representatividad, una idea avalada por algunos estudios, como el que elaboró en 2013 el profesor de la Universidad de Burgos y miembro del equipo del Euskobarómetro Sergio Pérez Castaños. En este trabajo se realizaron simulaciones de los resultados de las elecciones autonómicas de 2009 y 2012 con un sistema de circunscripción única y otro de representación en función de la población. El resultado fue que no se registraban grandes variaciones en el número de escaños de los partidos más importantes.

Las elecciones de Euskadi en 2024

Han sido varias las encuestas que describen una situación de empate entre EH Bildu y el PNV o que auguran una victoria de los primeros en escaños, pero no en votos, una circunstancia que se explica por el peso electoral que los jeltzales mantienen en la provincia de Vizcaya (Bizkaia), que aglutina más del 50% del censo electoral.

Así como Vizcaya (Bizkaia) figura como la plaza fuerte del PNV, Guipúzcoa (Gipuzkoa) es históricamente terreno más propicio para EH Bildu, aunque en 2020 fueron los jeltzales los que se impusieron en los tres territorios. No obstante, en los dos precedentes más próximos, las forales y las generales de 2023, EH Bildu se impuso en Guipúzcoa (Gipuzkoa), con una gran diferencia en los comicios a Cortes Generales, mientras que en Álava (Araba) la pugna entre el PNV y EH Bildu se prevé muy igualada.

Aunque históricamente nunca se ha apuntado a la influencia del singular sistema vasco en el resultado electoral, en los comicios del 21 de abril, con una pugna que se espera tan ajustada, puede ser relevante. No resultaría extraño que EH Bildu pudiera obtener algún escaño más que el PNV con menos votos. Esa situación solo se ha producido en otra ocasión, en las elecciones de 1986, tras la escisión del PNV, cuando los jeltzales lograron 17 parlamentarios con casi 20.000 votos más que el PSE-EE, que ganó los comicios con 19 escaños, aunque finalmente fue el PNV el que acabó gobernando.