El 2 diciembre de 2012, un entonces presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, puso el foco sobre él. Le creó una vicepresidencia en el Gobierno gallego y las teorías sobre un posible sucesor empezaron a circular. La cuestión que se planteó la formación entonces es si Alfonso Rueda se mantenía al frente de la Secretaría General tras ser designado vicepresidente de la Xunta o si, por el contrario, su jefe de filas prefería descargarle de esa responsabilidad.

La decisión final fue mantenerle al frente de la Secretaría Xeral, un cargo que sigue ocupando a día de hoy. Pero el verdadero salto lo dio en 2022, cuando Alberto Núñez Feijóo dejó Galicia para ponerse al frente del PP estatal y Rueda saltó a la Presidencia. El 12 de mayo del 2022 se convirtió en el sexto presidente de la historia de la autonomía de Galicia, tras trece años a la sombra de Feijóo.

Ahora, ha conseguido revalidar la mayoría absoluta que dejó de legado el líder nacional del PP. Lo ha hecho manteniendo casi el mismo porcentaje de voto, pese a perder dos escaños, y tras una campaña electoral que auguraba peores pronósticos.

Político con oposición en excedencia

Fue el propio Feijóo quien lo fichó en 2006. Tenía entonces 37 años y venía de empezar en el campo de la Administración autonómica como jefe del gabinete de la Consejería de Justicia, Interior y Relaciones Laborales. También tenía en su currículum vitae el cargo de presidente pontevedrés de Nuevas Generaciones, la organización juvenil ligada a los populares, y el de director general de Administración Local de la Xunta de Galicia desde el 2000. Seis años después, pidió una excedencia de su plaza como secretario municipal del Ayuntamiento de Cambados para seguir en política, un ámbito en el que entró en contacto gracias (o por culpa de) su familia.

Rueda es sobrino nieto del galleguista Ramón de Valenzuela, pero lo "ingrato" de la política lo conoció, como ha reconocido en más de una ocasión, de la mano de su padre, José Antonio Rueda Crespo, quien fue concejal en Silleda, vicepresidente de la Diputación pontevedresa y senador como miembro de Alianza Popular. De hecho, su padre le aconsejó que no se metiera en política. No tuvo éxito. En lo que sí que triunfó fue en que se sacase primero una oposición que le garantizarse "una alternativa" de vida. También le recomendó actuar con precaución y fiarse de poca gente, y seleccionada. Y tiene fama de desconfiado y de ser 'duro de roer'.

Su personalidad le llevó a ser durante diez años secretario general de Feijóo. Mientras, también disfrutaba de sus aficiones, como las motos o el ciclismo, mientras dedica su tiempo libre a correr. Aunque también a dar 'palos' a la oposición, personificada durante la única legislatura en Galicia no liderada por el PP, en las figuras del presidente entre 2005 y 2009, Emilio Pérez Touriño (PSdeG), o del vicepresidente del bipartito, Anxo Quintana (BNG), según el día o la rueda de prensa. Todo ello llevó a Feijóo a que recurriese a él tras la victoria de 2009. Le mantuvo además como secretario general del partido, pero esta vez dejó los mensajes más agresivos a un nuevo portavoz. Ahora, como candidato a la presidencia de la Xunta, no le queda otra que pronunciarlos. O enfrentarse a ellos.