De la misma manera que consumimos series.

Consumimos personas.

Pero las personas no son ficciones: son seres humanos.

No podemos tratarlas como cosas.

Podrás buscarte mil excusas, pero no está bien.

Hay algo muy perverso en creer que puedes tener lo que quieres siempre que quieres.

Que en todo momento habrá algo más y mejor esperándote tras deslizar un dedo.

Que es tan sencillo como bloquear, apagar, adelantar o pausar.

Como poner otra.

Nos sustituyen y aquí no ha pasado nada.

A veces creo que estamos más pendientes de contar fichas que de estar.

Que hacemos lo que hacemos para poder hablar de ello.

Y no para vivirlo.

No sabemos vivir las cosas.

Porque nos atraviesa una impaciencia ya casi congénita.

Una premura que nos impide quedarnos el tiempo suficiente para descubrir.

Aniquilamos así cualquier posibilidad de asombro.

Porque nadamos en un exceso de información virtual.

Desde que los vínculos se mercantilizaron es casi imposible sorprenderte.

Internet nos ha hecho un gigantesco spoiler sobre las personas.

Y parece que ya nadie tiene un interés real por el otro.

Porque es tan sencillo como desaparecer.

Porque no hay que dar ninguna explicación.

Porque no tenemos derecho a exigirla.

Ya nunca somos nada.

Da igual lo que hayamos compartido.

En este mercado afectivo infame se ha conseguido deslegitimizarnos para reclamar sobre nuestras propias experiencias.

No existe ningún tipo de responsabilidad emocional.

Ningún cuidado.

Y todo esto nos va haciendo daño.

Nos va creando una coraza, una desilusión, un cinismo y una frialdad industrial.

Pero no podemos decir que nos importa.

No podemos decir lo que sentimos.

Porque eso sería mostrarnos.

Eso sería asustar a los demás.

Nos asustamos porque alguien nos diga algo bonito.

Pero no porque nos traten como una mierda.

Eso es lo normal.

Hemos normalizado tratarnos mal.

A veces creo que nos vamos matando por dentro poco a poco.

Que nos vamos dejando ganar y nos vamos alistando a ese ejército de hielo para no volver a sufrir.

A veces creo que somos cadáveres emocionales.

Esperando un nuevo match.