No son básicos de fondo de armario propiamente dichos, pero incorporan alegría y variedad a la cocina con muy poco esfuerzo. Siempre digo que las especias o las hierbas aromáticas son la forma más fácil y saludable de dar alegría a un plato. Y antes que yo, ya lo hacía Arguiñano con el famoso perejil.

Nada más tristón que un filete de pechuga de pollo a la plancha. Pero la cosa cambia si le añades romero, curry, albahaca, comino o cayena, aquí ya según los gustos de cada uno… Lo mismo con una rodaja de merluza hervida, lo que todos solemos conocer como 'pescado de enfermo'. Pero con un poco de eneldo y un chorretón de AOVE la cosa cambia mucho. O una pasta hervida, con su AOVE y albahaca (mucho mejor su es fresca, pero seca también nos vale). ¿Y habéis probado las patatas griegas? Es uno de los platos más sencillos y resultones que conozco. Cortas las patatas en cuadritos (no hace falta pelarlas, con lavarlas baste) y las extiendes en una bandeja de horno un poco profunda, para que no se salga el líquido. Mezclas en un vaso a partes iguales aceite de oliva virgen, zumo de limón, agua y orégano a discreción (sí, a los griegos les apasiona esta hierba aromática). Lo viertes por encima y metes la bandeja en el horno a unos 210 grados durante una hora, más o menos y ¡listo!

Son solo algunos ejemplos de cómo una especia o una hierba aromática te apaña un alimento que, de otra forma, sería bastante tristón. Además, realza visualmente el plato, lo hace más apetecible. Muchas veces en la consulta me preguntan qué especias o hierbas aromáticas recomiendo. Y la respuesta es siempre la misma: las que te gusten. En la cocina española suelen abundar pimienta, orégano, albahaca, perejil, canela, ajo, laurel, curry, cúrcuma, guindilla (cayena), anís, pimentón… Pero el repertorio es mucho más extenso, sin contar con las especias, hierbas y mezclas de especias típicas de otros países: la del tandoori o chana masala en la India, el ají argentino, el cajún de los tomates verdes fritos de Luisiana, las hierbas provenzales, jengibre en el Norte de Europa…).

Si no eres muy amigo que pasar mucho tiempo en la cocina y tiendes a resolver con platos a la plancha rápidos, las especias y las hierbas aromáticas deberían ser tus mejores amigas para no morir de tristeza con la pechuga de pollo de siempre. O, dicho de otra manera, puedes seguir haciendo la misma pechuga de pollo de siempre, pero que cada día tenga un toque diferente.

Huevos: la solución rápida y nutritiva

He dejado los huevos para el final porque esencialmente no son un fondo de armario que puedas dejar durante meses en tu nevera. De hecho, tienen una fecha de consumo preferente bastante corta (28 días) y hay que conservarlos, como alguna vez hemos comentado, dentro del refrigerador.

Aun así, se trata de un alimento asequible, fácil de cocinar y un excelente solucionador de cenas rápidas. También nos resuelve cuando, de pronto, se queda alguien a cenar y no tenemos mucho que ofrecer ni ganas de cocinar. O cuando tu hijo llega de entrenar, le pones la comida y, nada más acabarla, te suelta que se ha quedado con hambre.

Tener media docena de huevos siempre a mano es una tabla de salvación que cuesta poco, da mucho juego y nos libra de soponcios inesperados.