En toda historia de venganza flota el mito de Némesis. Para situarnos, en la mitología griega la diosa Némesis representa la revancha. Porque Némesis es hija de la noche y del desquite, madre del lavado de sangre y de la cólera; una diosa siempre justa ante la perversidad humana. La reina de la mafia.
Por todo lo dicho, la citada diosa está muy presente en la última de Scorsese, desde el primer crimen hasta el último, cuya víctima es Al Pacino, caracterizado como Jimmy Hoffa, líder sindical cuyas conexiones con la mafia fueron evidentes tal y como nos cuenta Charles Brandt en el libro en el que está basado la película de la que todo el mundo habla: 'El irlandés'.
Se trata de una historia de lealtad, traición y venganza que acaba de salir en la plataforma Netflix. No es la mejor de Scorsese pero es una de Scorsese, lo que quiere decir que es buena película. El talento narrativo de Scorsese es incuestionable, lo que sucede es que, en esta ocasión, no llega a la cima que alcanzó con 'Uno de los nuestros', 'El lobo de Wall Street', 'Taxi driver' o 'Toro Salvaje'. La película 'El Irlandés' está más cerca de 'Casino', pero sin ser 'Casino', no sé si me explico.
La historia cuenta el viaje que lleva a Robert de Niro -caracterizado como el sicario Frank Sheeran- para acabar con Hoffa. En el coche, a su lado, va Joe Pesci que hace de Russell Bufalino, jefe mafioso. Lo borda. Detrás van las mujeres de ambos. De vez en vez hacen una paradita para fumar y para cambiar la rueda del coche; paradita que aprovechamos los demás para aliviar la vejiga. Sí. Esta historia huele a próstata.
La senectud del gangster, su relación con la "familia" a la que quiere y traiciona, el hilo trágico que une a los personajes, esas cosas que ocurren en las historias de mafia van a servir a Scorsese para presentar esta película basada en hechos reales.
Porque la desaparición del líder sindical Jimmy Hoffa puso en marcha la investigación del periodista que dio lugar al libro que acaba de ser reeditado por la editorial Crítica (Planeta) y que se titula igual que la película; un documento escrito con agilidad y donde se dan todo lujo de detalles acerca de las conexiones entre el líder sindical y la mafia. Sí; la misma mafia que se sintió traicionada por Kennedy cuando este llegó a la presidencia de los Estados Unidos.
Es de importancia señalar que Kennedy no devolvió los casinos ni tampoco los privilegios que Fidel Castro quitó a la mafia cuando la Revolución Cubana conquistó la lejanía. El sueño utópico de la justicia social se hizo presente por un ratito en Cuba y la mafia se sintió "porculizada", valga la expresión.
Por seguir hablando de revoluciones, según cuenta Scorsese, desde la aparición del cine sonoro, en 1927, no ha habido otra revolución cinematográfica como la que ahora vivimos con la llegada de las teleseries y la plataformas digitales. Tal es así que cualquier serie que se precie, llámese 'Narcos', 'Fariña' o 'Brigada Costa del Sol', deben mucho a Scorsese, sobre todo en la voz en off, recurso del que tanto se ha servido el director de Queens para narrar, en primera persona, las peripecias de los protagonistas de sus películas - recuérdese 'El lobo de Wall Street' o 'Uno de los nuestros'-.
Tampoco hay que olvidarse de Orson Welles, cómo no, pues a Welles se debe el ejemplo de saber combinar realidad y ficción para llevar al cine una historia cuyo parecido con los hechos reales nunca es mera coincidencia. En fin, deudas que todo director actual ha de asumir con humildad, pues la influencia de Scorsese y Welles en las teleseries de ahora es un hecho incuestionable.