Poderosa imagen para la hemeroteca. Las televisiones la repetirán tantas veces en el futuro que acabará grabada en nuestra retina. Para unos será el vivo reflejo de una España garantista y para otros el ejemplo de un país represor.

Los presos del procés Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Jordi Turull y Josep Rull deberían estar el próximo día 21 de mayo en el Congreso, sentados en el hemiciclo, asistiendo a la sesión constitutiva de las Cortes, igual que harán los otros 346 diputados electos. Ellos ya lo han solicitado al Supremo y ahora el Alto Tribunal debe pronunciarse. Todo apunta a que obtendrán el permiso porque, según el Reglamento de la cámara, ese día su presencia es obligatoria para acatar la Constitución. Lo dice el artículo 4: "El Presidente electo presentará y solicitará de los demás Diputados el juramento o promesa de acatar la Constitución, a cuyo efecto serán llamados por orden alfabético".

Entonces, cuando Junqueras, Sánchez, Turull y Rull escuchen su nombre, se levantarán de su escaño y acatarán la Constitución española. Es probable que lo hagan por "imperativo legal", fórmula ya utilizada por otros Diputados y Diputadas anteriormente. También es probable que apostillen con alguna otra reivindicación.

Hemos escuchado frases variopintas. Pablo Iglesias, en 2016, acató la Constitución y prometió "trabajar para cambiarla". El trabajo no lo niego, pero por ahora objetivo incumplido. Como el de Rufián: "Prometo por imperativo legal hasta la consecución de la futura república catalana".

Los cuatro políticos presos se levantarán esa mañana en la cárcel, en su celda, como llevan haciendo año y medio. Serán trasladados en un furgón o en un coche de la Guardia Civil desde Soto del Real hasta el Congreso.

El Supremo tendrá que decir, en el auto en el que autorice su salida, bajo qué medidas de seguridad debe producirse ese traslado. Ya se manifestó cuando fueron llevados por carretera desde la cárcel de Lledoners hasta la prisión madrileña. Marchena pidió que el traslado se hiciera “con seguridad" y "en condiciones que respeten su dignidad". Y eso es justamente lo que imperará en el Congreso el día 21: seguridad y dignidad.

La Guardia Civil será la encargada de la custodia desde la cárcel hasta el Congreso pero una vez dentro de la cámara baja, la vigilancia es competencia de la policía del Congreso de los Diputados. Ambos cuerpos pactarán hora y lugar de entrega de los 4 diputados presos.

Lo más probable es que entren en coche al parking. Allí serán recibidos por la comisaria del Congreso y por el inspector jefe quienes les explicarán el protocolo establecido, un protocolo excepcional, similar al que se pone en marcha cuando los Reyes de España asisten a una sesión en el Congreso.

Si Junqueras, Sánchez, Rull y Turull solicitan un breve encuentro o un simple saludo con sus compañeros, no habrá impedimento. Desde las dependencias policiales accederán directamente al hemiciclo, sin atravesar el patio. Tampoco cruzarán el pasillo de Palacio por el que la mayoría de diputados y diputadas acceden al hemiciclo.

Cuando veamos a los cuatro diputados y presos por primera vez ya estarán en sus escaños, sin esposas, sin policía a su lado. Seguridad y dignidad. Probablemente se sentarán junto a sus compañeros de grupo parlamentario. Nadie les va a obligar a sentarse donde no quieran.

La vigilancia, discreta. Policías de la casa vestidos de paisano, colocados estratégicamente serán quienes les acompañen al servicio en caso de necesitarlo.

El día de la Constitución de las Cortes se elige mediante votación a los nueve miembros de la mesa de la cámara. Junqueras, Sánchez, Rull y Turull participarán en la votación. Al oír su nombre bajarán las escaleras e introducirán las papeletas con sus candidatos en la urna, igual que el resto. Serán los protagonistas de una sesión marcada también por la presencia de los 24 diputados de Vox. Dos imágenes extraordinarias para dar comienzo a la XIII legislatura.