"Hablemos de Elsa o Fabien, que están de plena actualidad, en estas fechas navideñas antes que sacar "temitas" como el feminismo o la formación de Gobierno", si queremos mantener la familia unida al son del tamborilero.

Si pretendemos que el turrón duro no se nos atragante ni el pavo nos de una mala digestión, esta Navidad tiremos de temas facilones como el temporal, que nos está dando mucho juego. Echo de menos aquellos maravillosos años en los que hablar del fútbol o de Gran Hermano podían ser objeto de discusión familiar, pero no de división o problemas mayores.

Esta es mi cara esta Navidad mientras intento no hacer contacto visual para evitar "el temazo de la Navidad":

- Y tú, ¿cómo te vas a organizar con tres con la vida que llevas y en un piso de dos habitaciones?

No hay Navidad sin discusiones familiares, esto es así. Son la sal de la vida. Es el momento de sacar los trapos sucios, de hacer balance, de dar nuestra opinión aunque nadie nos la haya pedido, de preguntar a la tía soltera por qué no se echa novio o no es madre, que se le va a pasar el arroz y ella por no discutir no aclara que es feliz así y que además es lesbiana, como todos en el fondo sabemos. Toca poner sobre la mesa los propósitos de año nuevo y que tus padres se lleven las manos a la cabeza si te da por casarte, si quieres dejar el trabajo, tirarte un año sabático en La India o ampliar la familia. Mejor no hacer nada, quedarnos igual porque decidas lo que decidas, en Navidad todo parece sacado de una tragicomedia de sobremesa de Antena 3. Pero ya contamos con ello. El año pasado era objeto de discusión el querer tener un tercer hijo o hija. A mí padre se le salían los ojos de las cuencas y mi madre se iba murmurando "qué locura, como no tienen bastante…". Este año como ya la llevo dentro, eso que nos ahorramos, pero nunca estamos a salvo.

Podríamos decidir no bajar a Málaga y vivirla en soledad, pero ¿qué Navidad sería esa? Con lo que nos gusta estar juntos y echarnos de más. Somos así, una familia al más puro estilo siciliano, que practica el "ni contigo ni sin ti". Si no estamos juntos, estamos deseando estarlo. Si estamos juntos, estamos deseando no estarlo. Así que ya no hay marcha atrás. Luces del árbol encendidas en casa de la abuela y el congelador atestado de buenas viandas para lo que viene.

En todas las familias cuecen habas. Todas y todos contamos con las impertinencias del cuñado de turno, con el postre incomible de la prima "cocinillas", con las preguntas incómodas de la tía del pueblo, que cambia de tema como si estuviera jugando al trivial y tiene comentarios para todo. En todas las familias también se cuenta con la ausencia de siempre. Porque como cada año nos preguntaremos: "¿Vendrá este año el tío?". Y aún a sabiendas de que no lo hará, siempre nos queda la esperanza de que aparezca y nos cuente de una vez el porqué de tantos años de ausencia. Quizás simplemente es que prefiere pasar la noche en paz y se condecora como "el más listo de la familia".

- No vayas a sacar el temita, me dice el buenpadre antes de que comience la fiesta.

El temita, me dice.

- No es ningún temita, es la realidad.

Y con esto me está diciendo que no se me ocurra hablar en la mesa de feminismo, intentar convencer a mi tía de que "el feminismo no es igual a machismo", que la igualdad no existe y que esas cifras son falsas, después de mi estrepitoso fracaso hace unos meses en el chat familiar. Mientras me viene a la cabeza la cifra de 54 mujeres asesinadas, víctimas de la violencia de género, con la que cerramos el año, me visualizo respirando profundo para no sacar el tema y reencarnarme en Clara Campoamor. No podré dar mi sermón de turno, con lo que a mí me gusta… Aunque, entre tú y yo, no las tengo todas conmigo, la verdad. No sé si seré capaz de reprimirme por el bien familiar. Quizás sería mejor mi ausencia. Porque como alguien saque el Pacto de Gobierno, las últimas elecciones, las cifras en Andalucía y en Málaga más concretamente, me llevaran los demonios y dudo más que Los Panchos que pueda respirar una, dos y tres veces sin empezar a tener contracciones. Solo porque la buenahija3 no se adelante en estas condiciones, me daré a los mantecados de Antequera que me trae mi buensuegro, que con uno en la boca siempre se hace más difícil hacerse entender… Sacaré la pandereta y a vivir que son dos días, que ya llegará el nuevo año y volveremos a alzar la bandera porque el feminismo está en la calle y 2020 será la revolución.

¡Feliz Navidad y cuiden los "temitas" en estas fiestas!