El verano es mar, playa, montaña, sol, calor… ¡y gazpacho! Cada época del año tiene un plato estrella en nuestra gastronomía y, sin duda, la estrella del verano es esta sopa fría de tomate. Una mezcla refrescante y sabrosa que esconde muchos más beneficios de los que a priori podríamos imaginar.

El gazpacho, sin pan

En este país existen tantas recetas como familias habitan en nuestro territorio. Cada uno aportamos nuestro granito de arena a mejorar nuestros platos típicos y, como es en el caso del gazpacho, algunos generan intensas polémicas. ¿Lleva el gazpacho pan? Según los más puritanos no.

Tradicionalmente en el sur el gazpacho se compone de tomate, pimiento verde, pimiento rojo, pepino, cebolla, ajo, sal, vinagre y un buen aceite de oliva virgen extra. Algunas recetas que he podido ver en este tiempo le añaden un poco de zumo de limón, pero es verdad que otros tantos dicen que eso ya deja de ser gazpacho. Lo dicho, ante gustos, colores.

Beneficios del gazpacho

El ingrediente estrella es, sin duda, el tomate. Y ya solo es ingrediente determina que este plato que, además de bajo en calorías y muy saciante por la gran cantidad de fibra que aporta, es una fuente muy rica de vitamina A y C. De hecho, un solo vaso de gazpacho cubre el 61% de la cantidad de vitamina C que se recomienda tomar cada día.

Además, gracias a su aporte muy moderado de calorías y la cantidad de fibra que acabamos de comentar, es un gran aliado para el control del peso en esta época donde, queramos o no, los excesos se suceden. Bien porque estemos de vacaciones y nos olvidemos de cuidarnos, bien porque las terrazas, las tapas y el alcohol acechan constantemente mientras dura el buen tiempo.

Pero volviendo al tomate, su aporte en vitaminas no es su único beneficio. Gracias a su color rojo consecuencia de la cantidad de licopeno que tiene, el gazpacho también es un gran antioxidante. Un beneficio bastante importante si tenemos en cuenta que es capaz de protegernos de la hipertensión, de la formación de coágulos que puedan desembocar en trombos, y de proteger nuestra piel frente a los radicales libres que se forman por la exposición continuada al sol. Y, quien más y quien menos, estos días algo de sol recibe.

Hidratación del gazpacho

Además del gran número de nutrientes que aportan el resto de ingredientes, como vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra, etc., no podemos olvidarnos de algo también muy esencial cuando suben las temperaturas: la hidratación. Sabemos que la principal recomendación en estos días es mantenerse bien hidratado para evitar golpes de calor.

Debido a que es un plato que casi el 90% se compone de verduras y hortalizas, la hidratación es otro de sus fuertes. Un vaso de gazpacho nos aporta casi medio vaso de agua. Es verdad que no podemos vivir solo a base de gazpacho (aunque a muchos le encantaría y casi lo siguen), es un gran aporte especialmente para aquellos que les cuesta beber agua.

Gazpacho de brick

La preparación es fácil, aunque cada uno le demos nuestro toque. Pero también es verdad que, desde hace unos años, hay un ‘boom’ con la venta de gazpachos envasados en los supermercados. Y es que el tiempo tampoco es una excusa para no disfrutar de este plato del verano.

¿Son todos los gazpachos envasados igual de saludables? Evidentemente no. En la viña del Señor hay de todo, y con los gazpachos igual. Mientras unos se acercan lo máximo posible a esa receta de nuestros padres y abuelos, otros son una suma de partes de hortalizas con un conglomerado de espesantes, colorantes, aromas...

Ante esta marea de opciones, ¿cómo diferenciar un buen gazpacho envasado? Siguiendo unas sencilla claves:

  • Ingredientes enteros. Lo primero que tenemos que mirar es la etiqueta, en concreto, los ingredientes. Ahí tiene que aparecer nombres de verduras tal cual las conocemos: tomate, pimiento, pepino… Y no partes: almidón de, fécula de, esencia de…
  • Cantidad de verdura. De la misma manera que cuando hablamos de chocolate se recomienda más del 75% de cacao, con el gazpacho tres cuartas de lo mismo: mejor elegir los que más % de verduras tienen. Incluso si llegamos a más del 90% mejor. Es decir, que se parezca lo máximo posible al que hacemos en casa: verdura, aceite, sal y vinagre
  • Ojo con la sal. La sal es un potenciador del sabor, por lo que es muy fácil caer en la tentación de echar más de la debida, incluso para las marcas que hacen gazpachos envasados. Lo mejor es que no superen los 0,5 g por 100 ml, para evitar que a todos los beneficios anteriores se sume un exceso innecesario de sal.
  • Aceite de calidad. Sobran las palabras: tiene que venir bien claro ‘aceite de oliva virgen’ o ‘aceite de oliva virgen extra’. Todo lo demás, mejor dejarlo en el estante del supermercado ya que el gazpacho es una de esas ocasiones únicas donde podemos consumir el aceite en crudo manteniendo todas sus propiedades.

¿Y el color? La verdad que depende mucho de la proporción y tipo de tomate, por lo que un servidor no suele fiarse de las apariencias. Prefiere probar y comprobar. Probarlo bien frío acompañado de topping como es pimiento picado o huevo duro. Y comprobar la etiqueta para que cumpla todo lo anterior.