Parecía que nunca iba a llegar y el verano ya está aquí. Y, aunque la despedida de la primavera nos ha traído lluvias y una bajada de las temperaturas debida a lo que los expertos llaman una DANA, el calor está acechando como todos los años y es cuestión de días que los termómetros inicien su escalada habitual.

No es ninguna novedad que haga calor, pero no debemos olvidar que lo que comemos puede ayudar o entorpecer a nuestro cuerpo a la hora de combatirlo. Partiendo de la máxima que todos conocemos que una hidratación correcta es la parte más fundamental del plan contra el calor. Pero los alimentos son muchas veces olvidados y tienen un papel igualmente importante en ayudarnos a mantenernos frescos.

Alimentos y sudor en verano

Muchos alimentos tienen una gran composición de agua y suelen ser los que se recomienda consumir estos días, como puede ser la sandía, las verduras o las frutas. Pero también debemos de tener en cuenta aquellos alimentos que provocan una mayor sudoración. Y, aunque parezca una contradicción en los días que se avecinan, sudar ayuda a refrescarnos.

Normalmente lo que nos apetece es comer helados o beber bebidas frías ya que tenemos la sensación de que baja la temperatura corporal. Pero la realidad es que es un efecto momentáneo y en poco tiempo vuelve a aumentar. Lo que no nos suele venir a la cabeza es consumir alimentos como, por ejemplo, picantes, especias, guindillas...

El efecto de estos alimentos es de un aumento de la temperatura, estimulando la circulación sanguínea y, con ello, la sudoración. El truco viene ahora: ese sudor se evapora refrescando nuestro organismo. Y esta es una de las principales razones por lo que en zonas de desierto y muy cálidas se toma té caliente y mucho picante.

La trampa del helado en verano

Como hemos visto, el helado es el rey del verano por esa sensación de refrescarnos. Pero las sociedades científicas internacionales, como la Sociedad Americana de Química de Estados Unidos, señalan que es mejor paliar el calor con frutas y verduras antes que con helados.

De hecho, lo consideran un placebo ya que, aunque estén fríos, lo normal es que nos provoquen más sed, por lo que aumentan la demanda hídrica de nuestro cuerpo. Además, son muy ricos en proteínas, lo que aumenta el calor corporal debido a la cantidad de calorías que debemos quemar para poder digerirlas. Si lo piensas, cuando el calor aprieta de verdad apetece más una ensalada que un chuletón, fundamentalmente por la digestión que ya sabemos que nos espera.

Cuatro alimentos recomendados para el calor

Partiendo de estas premisas, en esta lista no vas a encontrar ni helados, bombones helados, refrescos o cualquier alimento similar, si no que encontrarás aquellos que son capaces de hidratar, refrescar y mantener la temperatura corporal lo más baja posible. Ya que el calor se trabaja tanto por fuera como por dentro de nuestro cuerpo.

Tomate

No hay verano sin gazpacho, ni gazpacho sin tomate. Esta verdura es rica en licopeno y vitaminas A y C. Además de tener una gran capacidad de refrescar e hidratar. Por eso en verano se recomienda tanto en gazpacho como en ensalada por su poder de paliar el calor y por el gran aporte nutricional que proporciona.

Guindillas y pimientos picantes

La clave está en la capsaicina, el compuesto que contienen que provoca el picor y la posterior sudoración. Como hemos visto, cuando el sudor se evapora consigue regular la temperatura corporal, por lo que, aunque parezca extraño, un poco de picante en verano es una buena forma de combatir el calor.

Bebidas calientes

Como el , especialmente el de menta, y otras bebidas que nos hagan sudar un poco van a ayudar a liberar el calor corporal y a contrarrestar los efectos de las altas temperaturas. Por el mismo motivo es más efectivo tomar el agua del tiempo que fría, ya que ayuda más a equilibrar la temperatura del cuerpo.

Menta

Gracias a su mentol, esta hierba es una buena aliada para disimular el calor. El mentol interacciona con los receptores del frío de nuestras mucosas, haciendo que se envíen señales al cerebro de sensación de frío. No disminuye la temperatura corporal, pero alivia la sensación del calor, que también es de agradecer en verano.