El botiquín es una de las cosas en las que más atención pongo a la hora de hacer las maletas cuando viajo con niños. Quizá se me olviden calcetines, bañadores o pijamas, pero reconozco que, en cuestión de salud, suelo ser previsora. ¡Deformación profesional!

Por la época que nos ha tocado vivir, he tenido que aumentar mi pequeña lista. Ahí va:

1. Mascarillas: ya sabéis que contamos con tres tipos válidas. De menos a más protección se encuentran:

Higiénicas: que pueden ser desechables de un solo uso o de tela reutilizables lavables a 60º siempre y cuando cumplan con la normativa UNE0065.

Quirúrgicas: las que tiene la parte azul hacia el exterior.

Las FFP2 reservadas para personal expuesto o potencialmente en riesgo de tener un contacto estrecho con un enfermo de Covid-19.

2. Gel hidroalcohólico: desde hace unos meses acostumbro a llevar en el bolso mi botellita. Hemos integrado esta costumbre como algo ya habitual cuando no tenemos agua y jabón cerca. Incluso son mis hijos los que de vez en cuando si consideran que han tocado de más, se echan unas gotitas y a seguir funcionando.

3. Protector sol: ya sea playa o montaña, factor 50+ para toda la familia. Los niños menores de 2-3 años conviene que usen los protectores con filtros físicos o minerales, lo veréis en el envase. Para los más mayores utilizaremos los habituales, 50+ que suelen ser con filtros químicos para los cuales tenéis infinidad de formatos: loción, crema, spray… A gusto del consumidor.

4. Repelente de mosquitos: esto en mi casa es un "must". Nos comen vivos. Para este tipo de productos también hay líneas específicas pediátricas para mayores de 12 meses y líneas de adultos.

5. Fármacos para el mareo (antieméticos): ya sabéis, la biodramina de toda la vida o similar. A partir de los dos años ya los podemos usar y os salvan un viaje. Os lo dice una asturiana afincada en Alicante con miles y miles de kilómetros a sus espaldas en coche para ver a los abuelos. El momento en que por fin les pude dar el antiemético, mis viajes se transformaron. Se dejaron de marear y además dormían más. Ya sabéis que este tipo de fármacos genera somnolencia como efecto secundario por lo que para los niños que se marean mucho, como es mi caso, me viene de perlas que echen una cabezadita mientras viajamos.

6. Cremas para picaduras varias, ya sea para aliviar el picor (solemos utilizar corticoides tópicos) o para tratar una picadura sobreinfectada (antibiótico tópico): mosquitos, medusas, arañas… consulta con tu pediatra antes de emprender el viaje.

7. Paracetamol e Ibuprofeno que no falte ya sea porque papá padece migrañas o por si al niño se le ocurre ponerse a 40º a las tres de la mañana en la pica del monte.

8. Para los alérgicos: sus antihistamínicos, corticoides y en casos de reacciones alérgicas graves (anafilaxia) su adrenalina autoinyectable y para los asmáticos: sus inhaladores siempre con vosotros.

9. Para la diarrea: unos sobrecitos de suero oral y de probióticos no ocupa lugar y si se pone a vomitar como si no hubiese mañana, podría salvarte de bajar al centro de salud u hospital de turno.

10. Y por último, lo que jamás debe faltar en esa mochila es ganas de pasarlo bien, de disfrutar y de vivir un verano inolvidable.

¡Feliz verano!