Será lo que estarán aprendiendo los alumnos, ahora que ya se ven coches de autoescuelas por las calles, al menos, en mi ciudad. Pero si el Código de circulación lo manda claro, el PP no solo no lo ve así sino que insiste en sus despropósitos.

Las sesiones de control en el Congreso de los Diputados se han convertido en una loca carrera para ver quién es más de extrema derecha y quién acosa más al gobierno legítimo y constitucional.

Lo de la última sesión ha sido una exposición de lo más obscena de lo dicho. La diputada Cayetana Álvarez de Toledo no solo ha adelantado por la derecha a todo el hemiciclo, lo ha hecho, además, por el arcén, infringiendo todos los códigos, dañando la propia estrategia del PP. Podría haber llamado al Vicepresidente del gobierno cualquier cosa, o a cualquier otro ministro, pero su orgullo de estirpe nobiliaria se despachó con el vituperio de llamar terrorista a un ausente y a su hijo presente, Pablo Iglesias, hijo de ese terrorista, cosas del pensamiento dinástico.

Ni siquiera ser reconvenida por la presidenta de la Cámara conmovió y sacó de su error a la citada doña Cayetana. La contumacia puede provenir del orgullo de clase, es posible, pero también, quizá, de la amenaza dentro de su propio partido de removerla de sus funciones. Procede de otro no más moderado de los suyos, el diputado García Egea. Ya se sabe: pa dos días que me quedan en el convento... Pero es que arruinó la estrategia popular, y de la extrema derecha, de acoso al ministro Marlaska .

Con este caso, los precedentes y venideros, el PP ha convertido las sesiones de control en un scalextric ideológico en el que su objetivo es pasar por la derecha a la propia extrema derecha que no tiene ningún interés en moderarse, nostálgica de un tiempo pasado de golpes y asonadas militares.

Al final, scalextric ideológico entre las derechas radicales y también tentadero donde se acosa sin parar al gobierno que comparece ante el Parlamento a contar sus aciertos y a responder de sus errores. Es una estética propia de la derecha cuando pierde unas elecciones, pierde la paciencia y convierte el Parlamento en un teatro de sombras. Solo son intérpretes de la verdadera presión de los poderes fácticos, económicos, y serviles mediáticos, del poder en definitiva, que se siente mal representado en las instituciones democráticas y lanza a un rebaño de descerebrados, a interpretar un papel indigno, despreciando la oportunidad de una verdadera oposición democrática.

Tan lamentable como la oposición es la equidistancia observada en los medios serviles. Equidistancia imposible entre los que gobiernan, asumen responsabilidades, aciertan o se equivocan , y los que van a destruir la convivencia, demoler las instituciones y alentar poderes externos al verdadero poder democrático expresado libremente en las elecciones, representado por un gobierno.

Acoso. Chaves Nogales en su libro La Ciudad, decía -se lo robo y versionó: el palacio de la Dueñas-léase el Congreso- no será en mucho tiempo sino un palacio jacarero, residencia del panderetismo, sede espiritual del señoritismo, que bebe a todo pasto y acosa becerros en las dehesas.

P.D. Pablo Iglesias se equivocó en sus maneras. Ya ha rectificado.