En mi primer texto a favor de Greta en éste nuestro muro, disponible aquí, terminaba mi vehemente defensa aludiendo al alucine de muchas de nosotras ante los ataques de los machirulos hacia una adolescente de 16 años (solo tiene 16 años) y su causa. Una causa, el ecologismo, que (decía yo muy sabiamente, jaja) no apela directamente a su virilidad, a su testosterona, a su masculinidad, a lo que realmente a ellos les motiva, lo que les pone. Y no hablo de los negacionistas, ni de los miserables de ese partido que detesta la vida y que todos la vivamos en libertad, con derechos y en armonía. Ese partido que quiere que nazcas, sí, pero para que te jodas. No, no hablo de esos marcianos. Hablo de personas que sí aceptan que el planeta necesita algunos cambios y cuidados. Pero que, muy tranquilamente, han categorizado el tema del ecologismo como algo menor, o como un asunto poco serio. Y en parte por culpa de la pobre Greta. Porque….piénsalo: ¿cómo va a ser una mujer de 16 años, tan enfadada y sin un ápice de cinismo, el referente (femenino, y recalco esto, muy importante, porque hay muy pocos) de uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, la lucha contra el cambio climático? "¡¡¡Eso sí que no!!! ¡¡¡A mí esa niña rabiosa, a mí, Paco, que estoy delante de la tele, con mi vida sedentaria y pidiendo pizzas de marranadas por GLOVO, a mí esa niña no me la cuela!!! ¡¡¡Ella es la disidencia tutelada por el lobby de las eléctricas!!! ¡¡¡Los padres solo quieren explotarla!!! ¡¡¡Su discurso es simple y solo quiere crear miedo y alarma, nosotros solo confiamos en los científicos!!!". AHÁ.

Ayer se inauguraba la Cumbre Mundial del Clima en Madrid. Representantes científicos y políticos de 196 países se reúnen para dialogar de estos asuntos urgentísimos y así por fin empezar a salvar el planeta, dicen. Sabemos que Greta llega hoy o está al caer. Corre Greta, que no llegas, y tú eres la estrella. Sabemos que el 13 de noviembre zarpó en el catamarán de vela La Vagabonde desde el puerto de Hampton, en Virginia, y que su idea es llegar a Lisboa. Desde allí se trasladará a Madrid, aún no sabemos cómo, pero sí sabemos que el vehículo no debe contaminar. Claro. Ella tiene clarísimo su mensaje y su responsabilidad. Y esa travesía, que es un logro fantástico y meritorio no hace más que seguir concienciando: a niños, a adolescentes, a jóvenes y a adultos. BRAVO. Desde ese mismo día 13 de noviembre, Greta nos ha ido relatando su viaje a través de su cuenta de Twitter y nos ha hecho partícipes en todo momento de la localización de La Vagabonde. Su viaje ha sido el viaje de mucha gente. Y así es como se crea comunidad, hilos, conexión, hermandad. Su travesía constituye un gran acto voluntarioso y pertinaz, otro símbolo más de concienciación, y una acción valiente. Su activismo y compromiso por ahora van divinamente. ¿Y los vuestros?

Así que… ¿qué haces ridiculizándola? Mostrándote condescendiente, paternalista o incluso claramente enfadado con una mujer enfadada (clara reacción machista ante la ira femenina). Pues el gilipollas. En mi opinión, Greta os pone de los nervios porque es una mujer vehemente y firme. ¿Porque…qué pasa con Leonardo Di Caprio? ¿Ese bien, no? ¿Sus discursos también vehementes sí que valen, no? ¿Por qué?

La ira de Greta os pone malos, su énfasis os pone nerviosos, su aire decidido y sus actos os hacen sentir inseguros, y en la inseguridad está vuestra misoginia. A las mujeres, sin importar cuán justificada sea nuestra ira, nos han hecho asimilar que siempre es y será exagerada, que nada es para tanto, y que ese genio mostrado (cuando nuestra naturaleza es agradar y no mostrarnos enfadadas) nos hace parecer groseras, locas, pesadas, chillonas, feas y brujas. En Greta feminidad y vehemencia van de la mano. Desconozco si es por su Asperger diagnosticado, o por su personalidad, pero me da igual. En Greta se pone de manifiesto, y además lo hace en el espacio público, que la ira o el enfado no son propiedad moral de los niños y de los hombres. Y su actitud muestra hasta qué punto se toma en serio a sí misma, y eso ya directamente os descoloca. Eso os pone más de los nervios. Y el acto siguiente a que os ponga de los nervios, es la burla.

¿Qué haces burlándote de una adolescente de 16 años que quiere salvar el planeta?

Pues mal.

(Que luego la Cumbre ésta sea una farsa sostenida por eléctricas que contaminan como burras, es otra historia).