Ahora que la segunda ola crece y amenaza con confinarnos localmente es tiempo de pertrecharse de buena lectura y una veloz conexión a internet que nos permita agotar el fondo de armario de tanta plataforma como hay. Buscar una serie con mucho magro desarrollado en largas temporadas y olvidar el ERE, ERTE u otro trastorno laboral en cualquiera de sus muchas y temibles formas que nos esté esperando en la siguiente desescalada. Series hay muchas: traiciones entre cárteles sanguinarios, fantasías medievales sobre luchas de poder, sofisticados atracos pergeñados por oscuros policías corruptos... pero no esperen jamás encontrar en sus catálogos serie alguna como la siguiente, que deja a las citadas como fruslerías y bagatelas con el argumento justo para un éxito de reggaetón.

En la serie que nos ocupa, con su desenlace aun por escribir, luego no teman spoiler alguno, comienza con un informe de fiscalía que recoge los apodos de la banda implicada en el robo de información sensible tras una traición interna que podría suponer el fin de su en apariencia legal organización. Un destacado miembro del clan abandona el grupo con datos incriminatorios y sus antiguos compañeros tratan de destruir las pruebas a toda costa antes de que lleguen a la justicia. Para ello contratan a un comisario corrupto de siniestro pasado experto en misiones al margen de la ley.

Mientras que los máximos responsables de la organización, como su patrón "El barbas" o su fiel mano derecha, alias "la pequeñita", tratan de aparentar normalidad y niegan relación alguna con la información comprometedora blandida por su excompañero "el cabrón", urden un complot con la participación de los cabecillas implicados de la familia.

Allí estaban la taimada "Cospe" y su marido "el polla", un hacha para hacerse con información reservada a través de su contactos policiales para "controlar los daños" en caso de injerencias de la justicia. Completaba el grupo un hombre tan poderoso como piadoso, cercano al Opus Dei tras sufrir una epifanía en Las Vegas. Entre casinos y clubs de stripers. Siempre consultaba sus decisiones a Marcelo, un amigo intimo que nadie llegó a ver jamás. El místico gozaba de tanto poder que podía permitirse el lujo de condecorar seres celestiales sin mayores explicaciones. El Consejo familiar opta por encargar a un grupo de policías corruptos recuperar los documentos sensibles y entorpecer la labor de la justicia.

Pinchazos telefónicos, mensajes comprometedores, lideres políticos en el chabolo, trepidantes escenas de acción entre mercenarios vestidos de curas y un ídolo pop adolescente, espionaje y más traiciones, como la del "Chocho", el segundo del antes citado beato, abandonado por todos e indignado ante la falta de confianza de su jefe, más proclive a compartir sus reflexiones sólo con el tal Marcelo. El "Chocho" no quiere comerse sólo el marrón y opta por cantar ante el juez los tejemanejes de sus antiguos jefes y amigos.

Tanta felonía, la aparición de los temidos "plumillas" y alguna hilarante maniobra parapolicial acaban con muchos de los implicados investigados o en la carcel, los servicios secretos salpicados y un generalizado "sálvese quien pueda" en la organización que continuará en una próxima temporada de nuestra serie que deriva más hacia el thriller legal, con muchos cabos por atar y varias tramas abiertas...

A mi la trama me parece un poco exagerada e irreal, la verdad. Nixon dimitió por espiar a sus rivales políticos. Aquí nos presentan a una poderosa organización legal que pretende gobernar un país y que utiliza los resortes del Estado en su propio beneficio para ocultar irregularidades y corruptelas, atacar a sus oponentes, manipular funcionarios, y hacerlo todo con dinero público. Todo como muy abracadabrante. Pero siempre será más creible que el "spin off" que preparan del comisario de marras: el auge y caída de un rey que tenía encandilado a su pueblo a base de chistes de Arévalo mientras con la otra mano se hace de oro empleando turbios negocios con la ayuda de una atractiva comisionista y un primo árabe. Reinas despechadas, instituciones en peligro, accidentadas cacerías, amantes, hijos mudos, duques enchironados y un sucesor en la sombra de simpático nombre: Froilán.

Tendré que elegir. No tengo imaginación para abarcar tramas tan inverosímiles...