Datos de la venta de billetes de tren, metro o autobús. Consumos de combustible, reservas de hoteles, cabinas de peaje o guardia civil de tráfico. Información que debería bastar para conocer los movimientos de 47 millones de españoles a lo largo del año para invertir después en infraestructuras.

En cambio, el Estado opta por ampliar el foco sobre todos nosotros. El gran hermano nos va a geolocalizar durante varios días con la excusa de optimizar las inversiones en infraestructuras, como si esa fuera una prioridad en un país con un aeropuerto por provincia y unas autopistas rescatadas a escote en plena era de recortes.

Para mayor escarnio, las administraciones pagan un pastizal a las operadoras por nuestros datos sin que nos llegue reparto alguno de dividendos. En resumen: espiados y pagando por ello. Un consejo: entre en la aplicación de su operador y diga NO a regalar su intimidad.