Cuando comienza el otoño suelen agravarse los síntomas de algunas enfermedades de la piel como la dermatitis atópica, la rosácea, el acné o la psoriasis. La estacionalidad de estas patologías no es igual para todas las personas, no obstante, los estudios más recientes apuntan a que la tendencia a sufrir brotes y la severidad de los mismos empieza a aumentar en otoño para la mayoría de los pacientes. El descenso de las temperaturas, el aumento de la humedad o el estrés derivado de la vuelta al trabajo (o a la escuela) pueden afectar al equilibrio del microbioma de la piel.

El microbioma de la piel es un ecosistema de microorganismos

La piel acoge a un inmenso ecosistema de microorganismos denominado microbioma. No hay dos personas con un microbioma idéntico, cada uno tiene el suyo. El microbioma de la piel es un componente esencial de la barrera cutánea. Entre otras cosas, inhibe la colonización de agentes patógenos. También modulan la respuesta adaptativa e innata, es decir, regulan el sistema inmunitario.

El microbioma comenzó a caracterizarse en 2008 con elProyecto Microbioma Humano. Esto consiste en averiguar qué microorganismos, con nombre y apellidos, habitan las diferentes partes del cuerpo, incluida la piel, tanto en estados de salud como en estados patológicos. Para hacerlo se secuencia el ADN de los microorganismos. Es algo así como tomar la huella dactilar de cada uno de estos pequeños habitantes del cuerpo.

Hace unos años se pensaba que el microbioma de la piel estaba formado exclusivamente por las bacterias staphylococcus epidermidis y staphylococcus aureus. Sin embargo, ahora se sabe que estas bacterias representan sólo el 5% del microbioma de la piel y que coexisten con otros muchos microorganismos.

Dependiendo del tipo de piel, hay una mayor o menor riqueza bacteriana, y una serie de bacterias mayoritarias. Por ejemplo, en las pieles grasas existe una mayor riqueza de especies bacterianas, en las que destacan staphylococcus y propionibacterium. En pieles secas hay una menor riqueza, despuntando proteobacterium y flavobacterium.

Las pieles sanas tienen un microbioma estable que cumple con sus funciones. Sin embargo, el microbioma se puede desestabilizar. A esta pérdida del equilibrio del microbioma se le llama disbiosis.

Algunas patologías de la piel se manifiestan a través de un microbioma alterado, en estado de disbiosis, donde unos microorganismos toman el control sobre otros, dando lugar a los síntomas de la enfermedad. La disbiosis la puede producir una patología, agentes externos como la contaminación, el choque térmico, la alimentación y el estrés. También está condicionada por la genética de cada uno.

El microbioma influye en algunas enfermedades

Se estima que hay más de 10.000 especies bacterianas diferentes habitando el cuerpo, de las cuales menos del 1% son patógenos potenciales. Es decir, en condiciones de enfermedad algunas bacterias aprovechan la oportunidad para proliferar y hacerse con el dominio del ecosistema microbiano. La disbiosis es el desencadenante y la consecuencia de algunas enfermedades.

En enfermedades crónicas e inflamatorias como la psoriasis, la dermatitis atópica o el acné, durante los brotes se producen cambios en la cantidad de bacterias y en el tipo de bacterias que conforman el microbioma. Las alteraciones del microbioma permiten conocer el estado de la enfermedad, por lo que caracterizar el microbioma es una herramienta diagnóstica de gran utilidad.

¿Puede una crema equilibrar el microbioma de la piel?

Equilibrar o restaurar el microbioma en caso de enfermedad es muy complicado, ya que los microorganismos mantienen complejas interacciones entre sí y con las células de la piel. Por eso el microbioma es un campo de investigación que no deja de crecer y que actualmente está aportando innovadoras formas de abordar las enfermedades de la piel, menos agresivas y con resultados sobresalientes. La cosmética más puntera está enfocada en el cuidado del microbioma.

Cada vez se habla más de prebióticos, probióticos, postbióticos, antibióticos… Pero ojo, no todos pueden ni deben estar en un cosmético. Conocer en qué consiste cada uno sirve para separar el grano de la paja. O más bien, reconocer qué es ciencia y qué no.

ANTIOBIÓTICOS

Los antibióticos son sustancias que matan o impiden el crecimiento de ciertas clases de bacterias sensibles a ellos. Se han desarrollado antibióticos específicos para diferentes tipos de bacterias. No obstante, por ley ningún cosmético puede contener antibióticos, ya que los antibióticos entran dentro de la categoría de medicamentos y están sujetos a prescripción médica.

PROBIÓTICOS

Los probióticos son microorganismos vivos. Ningún cosmético puede incorporarlos. Primero por seguridad, y segundo porque los cosméticos contienen conservantes que evitan precisamente que los microorganismos puedan vivir ahí. Los nutrientes y el agua de los cosméticos son un caldo de cultivo idóneo para los microorganismos, incluidos los patógenos, por eso los cosméticos contienen conservantes y formulaciones específicas que inhiben la proliferación microbiana. La ciencia y la tecnología que se conoce en este momento no permite producir cosméticos con comunidades microbianas vivas y estables sin ser consideradas un riesgo para la salud. Así que, si un cosmético dice que contiene probióticos, hay que desconfiar.

PREBIÓTICOS

Los prebióticos son los nutrientes que necesita el microbioma, algo así como su dieta. Si la dieta que llevan los microorganismos de la piel es equilibrada, producirán un microbioma equilibrado. Si la dieta es disfuncional, puede producirse disbiosis. Por eso hay cosméticos que contienen prebióticos, la dieta equilibrada para los microorganismos de la piel.

Los prebióticos estimulan de forma selectiva el crecimiento de ciertos microorganismos que pueden ser beneficiosos, e inhiben el crecimiento de otros que podrían ser perjudiciales. Algunasaguas termales han demostrado ser prebióticas, por eso hay laboratorios cosméticos que formulan con ellas. También algunos glúcidos, como la manosa, o algunas sales minerales con estroncio y selenio favorecen el crecimiento de las bacterias beneficiosas.

POSTBIÓTICOS

Los postbióticos son una mezcla de moléculas que actúan como señales químicas que dan instrucciones a los microorganismos de la piel para que se comporten adecuadamente. Son como las normas cívicas, las señales de tráfico, los semáforos y los policías del microbioma.

La composición de un postbiótico es un extracto de biomasa bacteriana no viable. Es decir, moléculas excretadas por microorganismos y restos de bacterias lisadas (muertas). Por eso para producir un postbiótico hay que seleccionar una serie de microorganismos y cultivarlos en las condiciones adecuadas para que se multipliquen. A continuación, el cultivo se lisa en un autoclave, que viene a ser parecido a trocearlo y cocinarlo. Así se obtiene una mezcla compleja de moléculas que modulan el comportamiento del microbioma de la piel.

La parte más difícil del proceso es seleccionar qué microorganismos producen postbióticos que de verdad ayuden a reequilibrar el microbioma, y después diseñar un medio de cultivo en el que puedan crecer.

INGREDIENTES BIOACTIVOS

Cuando unos microorganismos de la piel se posicionan como los líderes del ecosistema, secretan azúcares con los que pueden acabar construyendo una suerte de ciudad amurallada autosuficiente e impenetrable. Esto se conoce como biofilm, y tiende a formarse en estados de disbiosis, es decir, durante los brotes.

Por ejemplo, en la dermatitis atópica, los staphylococcus aureus se convierten en un problema precisamente porque toman el control del microbioma y se establecen como biofilm. Esto aumenta la severidad de la enfermedad.

Hay dos mecanismos de defensa natural de la piel: los péptidos antibacterianos, que aniquilan las bacterias oportunistas patógenas, y los macrófagos, que son el componente mayoritario de la respuesta inflamatoria que tratan de impedir la colonización de los staphylococcus aureus. Sin embargo, cuando los staphylococcus aureus consiguen establecerse como biofilm, ni los péptidos antibacterianos ni los macrófagos son capaces de penetrar en la ciudad amurallada creada por el biofilm.

Hay cosméticos que incorporan ingredientes bioactivos capaces de impedir la formación del biofilm, entorpeciendo la adhesión de las bacterias. La mayoría de estos ingredientes sonextractos naturales, principalmente compuestos por oligosacáridos.