Sube la delincuencia. Pero sube, aún más, la percepción de inseguridad por parte de los ciudadanos. Da la sensación de que los responsables gobernativos lo observan desde la distancia como si los delitos fluctuasen por propia inercia y de forma inevitable. En Barcelona algunos de los delitos que más sensación de desasosiego provocan en la ciudadanía han crecido entre un 6% y un 30%, según los casos. Las agresiones sexuales han subido, los robos en viviendas, lo mismo, los homicidios y asesinatos se han disparado y los desórdenes públicos están al cabo de la calle.

Salvadores

Es en este clima tan enrarecido y fecundo para que los políticos saquen lo peor de sí mismos y utilicen la inseguridad como munición envenenada contra el adversario han irrumpido en España determinados grupos de personas, procedentes en su mayoría de los barrios más deprimidos de New York, con la voluntad "de ayudar a la gente ante esta situación tan alarmante que la policía no puede controlar".

Sí, la situación de Barcelona es alarmante. Lo es si la comparamos con los índices de criminalidad registrados en la ciudad, por ejemplo, hace tres o cinco años. Pero esta misma situación no puede calificarse de alarmante si se compara a Barcelona con ciudades de nuestro entorno geográfico y cultural. Barcelona continúa con unas ratios de delito por 100.000 habitantes, proporcionados y contendidos.

Más policía

Sin embargo, estos grupos, jaleados por determinadas fuerzas políticas, vienen a salvarnos a todos sin que conste que los ciudadanos lo hayan pedido. Lo que piden los barceloneses es más policía y el retorno de aquellas patrullas de barrio que tan buena imagen y tan buen resultado depararon a la ciudad años atrás y que unos y otros (equipos municipales de gobierno) han destruido.

Parecen escuadrones

Los 'Angels Guardians', por ejemplo, han empezado a patrullar en Barcelona a la búsqueda del delincuente. Su indumentaria, lejos de disuadir (como ellos dicen) genera una sensación incómoda, por bien intencionadas que sean sus motivaciones. Visten indumentaria militar: botas militares y boinas roja (a lo "requeté"), para unos "patrulleros" urbanos que bien podrían asemejarse a los comandos parapoliciales de algunas de las dictaduras sudamericanas más tenebrosas del siglo XX. ¿Quién les financia? ¿Quién les forma? ¿Cuáles son sus objetivos? Todo muy inconcreto y muy turbio.

La policía, mosqueada

La policía, atacada en su prurito profesional, pero con argumentos sólidos, pide que estos grupos se mantengan al margen de un cometido que no les toca y para el que no han estado adecuadamente formados.

Los Mossos, en Barcelona reconocen que en estos momentos los agentes prácticamente sólo actúan de forma reactiva, es decir a petición o por denuncia del ciudadano, y no de forma preventiva como sería igualmente deseable. Por eso, la propia policía y los vecinos piden más agentes, más medios, más amparo judicial, pero la policía (no todos los vecinos) rechazan a estos comandos urbanos porque pueden entorpecer aún más la situación ya de por sí compleja y, sobre todo, pueden amplificar una imagen de desorden y temor que en nada ayuda a reconducir la situación creada por el incremento criminógeno.

Exigir a la policía

Efectivamente, apretemos a la policía y a los políticos que la dirigen. Especialmente a ellos. Pero asumamos y no nos dejemos llevar por discursos fáciles y torticeros: Barcelona no es el Bronx.