Los Mossos d'Esquadra buscan a Diego Vargas Algaba, de 30 años, con antecedentes por narcotráfico quien, desde el pasado día 11 de mayo, permanece en paradero desconocido. Según ha podido saber El Muro los indicios apuntan a que no se trata de una desaparición voluntaria. Aquel día, Diego salió de su casa con la firme decisión de ajustar cuentas a un socio al que acusó de haberle robado marihuana por valor de unos 80.000 euros. Pero nunca regresó.

En el momento de su desaparición, Diego Vargas se encontraba en tercer grado penitenciario por la comisión de antiguos delitos. Un año antes, alguien había robado a Vargas y a su entonces socio, la marihuana recién recolectada de la plantación indoor que ambos tenían en una nave industrial situada en la ciudad de Barcelona. La marihuana desapareció sin que nadie supiera cómo ni de qué manera.

La traición en casa

Según las fuentes consultadas por El Muro de la Sexta, transcurridos los meses y ya en situación de semilibertad, Diego Vargas empezó a escarbar en relación a ese robo que le atormentaba y, tras atar cabos, abrigó la convicción de que fue su socio quien, en realidad, estaba detrás de dicha rapiña. Es decir, Vargas habló de traición.

El día de su desaparición, este joven de 30 años, muy conocido por la Policía, había decidido arreglar cuentas con su exsocio. Fue a por él, pero no volvió y su familia, vinculada con uno de los clanes de etnia gitana más influyentes de Catalunya, se teme lo peor. Por eso, fueron a la comisaría de los Mossos de Sant Boi de Llobregat (Barcelona) y presentaron la denuncia por la misteriosa desaparición.

"Mal fario"

De fuentes conocedoras del caso, hemos podido constatar que, tanto entre la familia como en los encargados de la investigación cunde el pesimismo.

Algunos de los indicios recogidos por la Policía autonómica, que con absoluto sigilo está investigando el caso, apuntan, efectivamente, al exsocio de Vargas (algunas fuentes aseguran que se trata de un exguardia civil) como el principal sospechoso de su desaparición.