Cracovia es un lugar en el que se pueden sacar muchas enseñanzas para el momento presente. Es el lugar desde donde Ayuso ha enunciado su última campaña de comunicación para estúpidos. La lideresa ultra ha ido a lavar su imagen para visitar Auschwitz a hacerse un book de influencer y a su vez anunciar un museo judío en Madrid mientras mantienen calles a los nazis que lucharon en la División Azul. Se le olvidó mencionar a los republicanos asesinados en campos de concentración nazis, por lo que sea. Todo con el único interés en mostrar un apoyo inquebrantable a Israel y Bibi Netanyahu. La lideresa no acudirá a otro lugar fuera de los circuitos turísticos a los que la han llevado para comprender que a quien apoya, como siempre, es al fuerte, y por eso antes estuvo del bando de los de la División 250 de la Wehrmacht y ahora de los sionistas que perpetran un genocidio en Gaza.

Ayuso podía haber ido a visitar el campo de concentración de Plaszów, que se encuentra a las afueras de Cracovia, más allá del muro del antiguo guetto, pasando el río Vístula en el distrito de Podgorze. El campo de concentración que daba servicio a una cantera era conocido por haber sido el que se encontraba cerca de la fábrica de Oskar Schindler, de allí eran los prisioneros que consiguió salvar del genocidio. El campo se encontraba ubicado en el lugar en el que existían varios cementerios judíos. De hecho el capo del campo, el nazi Amon Göth, utilizó las matzevas, como se llaman las lápidas judías, para asfaltar el acceso a los barracones de oficiales y usar el espacio donde se encontraban los nichos como caballeriza o porqueriza. Una manera como otra cualquiera de humillar a los judíos era la de hacer que los animales cagaran encima de las tumbas de los ancestros semitas.

Amon Göth inspiró a Benjamin Netanyahu en su camino a la barbarie. El ejército de Israel ha convertido los cementerios de la franja de Gaza en un objetivo más movido por el odio y el intento por humillar a la población palestina y borrar cualquier atisbo de su civilización y cultura. Según una investigación de la CNN las tropas israelíes habrían destruido al menos 16 cementerios según pruebas imágenes satelitales y otros documentos visuales. Según la CNN: "En el barrio de Shajaiya, en la Ciudad de Gaza, se podían ver vehículos militares israelíes donde antes estaba el cementerio, con bermas rodeándolos por todos lados. La parte central del cementerio de Shajaiya había sido despejada antes de la guerra, según informaron medios de comunicación locales. Pero las imágenes por satélite mostraron que otras partes habían sido arrasadas más recientemente, y que la presencia de las FDI era visible desde el 10 de diciembre".

La destrucción de infraestructuras funerarias son en sí mismo un crimen de guerra, pero el hecho va más allá, porque tiene la misma intención que la que Amon Goth usaba contra los cementerios judíos en Plaszów; la de humillar al pueblo a erradicar hasta cuando había muerto. Los israelíes que combaten en Gaza emulan las prácticas que los nazis realizaban contra el pueblo judío durante el Holocausto porque saben que son tremendamente eficientes para lograr que un pueblo abandone la tierra donde una vez habitó. Ya ha quedado claro que no habrá hecho, acción, asesinato o crimen de Israel que mueva a los que en occidente han decidido ponerse del lado del genocidio. Ayuso es una fiel propagandista del genocidio de Netanyahu, y como ella la mayor parte de las oligarquías en occidente. Se lo recordaremos siempre aunque no quede una lápida en pie.