La extrema derecha tendrá intacta una ley de represión de la protesta si llega al poder en un año. Un hecho objetivo que hay que agradecer al Gobierno más progresista de la historia y a los partidos de izquierdas que le dan soporte. Todos culparán al otro, ninguno será responsable, pero el que sufrirá su pervivencia es todo aquel ciudadano que, vapuleado por la crisis, las medidas de recortes o el derecho a la protesta, salga a la calle.

Los que se quedan en el escaño no tienen miedo alguno. La ley de seguridad ciudadana fue aprobada con mayoría absoluta por el PP en un contexto de movilización social sin precedentes y con el objetivo de criminalizar y acallar a la opinión pública que ponía en cuestión al Gobierno de Mariano Rajoy por sus políticas de recorte de los derechos sociales. La ponencia de la ley fue aprobada y defendida por Jorge Fernández Díaz, ex ministro del Interior, y Francisco Martínez, ex secretario de Estado de Seguridad, ahoraimputados por la Operación Kitcheny a los que la fiscalía pide para ambos 15 años de cárcel. Esa ley de seguridad ciudadana está vigente hoy gracias a un Gobierno de izquierdas. El resto es palabrería barata.

El PSOE ha incumplido su promesa y el pacto de gobierno al no derogar de manera íntegra la reforma que el PP aprobó porque la propuesta debatida en la comisión de Interior mantenía aspectos importantes sin revertir que se ha negado a incluir. Es un hecho objetivo que ha preferido tensar la cuerda y dejarla caer porque al PSOE no le afecta electoralmente mantenerla y su base social no es un objeto directo de la represión en movilizaciones. Su gente se manifiesta poco, y cuando lo hace no pasa de un paseo dominical.

La ley mordaza afecta a los elementos más contestatarios y combativos que los socioliberales consideran adecuado mantenerlos reprimidos. No lo dirán, pero lo harán. Unidas Podemos defendió la aprobación de estareforma de la ley mordaza aunque mantuviera las devoluciones en caliente y aunque la palabra de la Policía siga siendo ley a la hora de sancionar administrativamente a cualquier ciudadano en la vía pública. Aún así, su postura es la más defendible porque, si bien la reforma de la ley de seguridad ciudadana no es completa, sí tenía avances importantes que era imprescindible aprobar revirtiendo los aspectos más lesivos relacionados con la represión de la protesta, los derechos civiles y la movilización social. Pero, siendo honestos y coherentes con su posición, no se puede pedir que la reforma salga adelante, apoyar la propuesta del PSOE y culpar después al PSOE. No sé cuántos de los que defienden la posición de Unidas Podemos criticando al PSOE han escuchado la comisión de Interior y las intervenciones de Enrique Santiago e Ismael Cortés. Ambos estaban de acuerdo en que se aprobara tal y como estaba y en el futuro afrontar el resto de propuestas que no estaban incluidas. Un poco inocente pensar que se aprobará después lo que se aprobó ayer, pero no se puede decir una cosa y la contraria. A setas o a Rólex.

El uso de las pelotas de goma que argumentaron Bildu y ERC para no aprobar el dictamen es una justificación ridícula porque la ley de seguridad ciudadana aprobada por el PP no reformó la ley en este sentido. No aparece ninguna mención a este uso de material antidisturbios en la ley mordaza y por lógica conclusión no puede ser una línea roja para modificar una ley donde no aparece esa mención. ¿Qué artículo de la ley de seguridad ciudadana hay que derogar sobre el uso de pelotas de goma? Ninguno, porque no lo hay. No existe. Se puede justificar la necesidad de excluir este material de la policía, pero no en el transcurso de derogación de una ley donde no se trata de ese material, sino como elemento accesorio a modificar en otra modificación legal.

En ningún caso la eliminación de las pelotas de goma acabará con los ojos de manifestantes vaciados, algo que dijo Gabriel Rufián en una de sus intervenciones efectistas, argumentando que la propuesta de reforma presentada por el PSOE y Unidas Podemos mantiene la posibilidad de que los manifestantes sigan perdiendo ojos y enseñando una foto de Ester Quintana. Porque eso es insultar la inteligencia de quienes sabemos que las balas de FOAM utilizados por los Mossos del gobierno de la Generalitat de ERC y JxC siguen vaciando los ojos de los manifestantes. Ocurrió el 19 de febrero de 2021 en el transcurso de las manifestaciones en protesta por la encarcelación de Pablo Hasel donde una chica de 19 años perdió un ojopor disparos de un escopetero de los Mossos con una bala de FOAM. Gabriel Rufián miente a los ciudadanos. Gabriel Rufián sabe que está mintiendo mientras echa en cara a los demás los ojos sanguinolentos vaciados por el Gobierno ajeno y mientras calla sobre los ojos sanguinolentos vaciados de los que es responsable ERC.

ERC puso pie en pared ante el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos cuando se trataba de reformar la malversación y la sedición porque se trataba de salvar a sus dirigentes, a los dirigentes pequeñoburgueses que se vieron vapuleados por la represión del Estado. Se pusieron firmes cuando se trataba de reformar las leyes represoras que les afectaban a ellos mismos y lograron torcer el brazo al PSOE porque eso supondría que si no les retirarían el apoyo. La ley mordaza no afecta a los suyos, sino a activistas, sindicalistas y los movimientos sociales, aquellos que muchas veces protestan en Cataluña contra sus medidas y que son reprimidos por esos mossos que usando la ley de seguridad ciudadana utilizan un material igual de violento que las pelotas de goma. La ley mordaza sigue vigente y los partidos solo se mostraron preocupados en sacar provecho de los ojos sanguinolentos de la gente que en la calle lucha por los derechos civiles. La mayor vergüenza de la legislatura se consumó y no hay partido que se salve. El fascismo ríe.