El cinismo de EEUU y todos aquellos países que se pliegan de manera cobarde a sus intereses es difícilmente descriptible. Joe Biden ejerció con la desvergüenza habitual con la que habla un presidente de los EEUU cuando pretende hablar sobre política internacional, respeto a los derechos humanos y la integridad de la soberanía de los pueblos que no se ciñen con pleitesía a sus intereses. "Hamás y Putin representan amenazas diferentes, pero tienen algo en común: ambos quieren aniquilar por completo una democracia vecina", decía Biden mientras ocultaba que Israel lleva ocupando el territorio de Palestina desde 1948. Es difícil manipular más la historia y los hechos. El besamanos sangriento que están siguiendo los grandes líderes internacionales postrándose ante el ultra y genocida Netanyahu mientras masacra niños palestinos es la muestra más descarnada de la bancarrota moral del mundo libre.

La defensa de los principios de las democracias liberales es incompatible con esta doble posición de la Unión Europea y EEUU ante lo que se sucede a la vez en Ucrania y la franja de Gaza. La convivencia de los dos conflictos deja en muy mal lugar a todos aquellos que se llenaban la boca con el derecho internacional, el respeto a la soberanía territorial y la defensa de los civiles ante una guerra imperialista de un agente externo invasor. No cabe duda de que teníamos razón todos aquellos que defendíamos el derecho a Ucrania a la resistencia ante Rusia y de la necesidad de ayudarles de todas las maneras posibles, incluida la militar, porque el pueblo ucraniano no había tenido elección a la hora de enfrentarse a la invasión rusa. Ellos no decidieron entrar en guerra ni comenzaron el conflicto y apelar a la paz cuando un país les agredió era una posición inocente y cobarde solo defendible desde la equidistancia ante el agresor. Todos esos argumentos son aplicables con el ataque indiscriminado de Israel a Gaza. Israel es el agresor, igual que lo es Rusia.

A nadie se le ocurriría apelar al derecho a la defensa de Rusia después de que Ucrania atacara el puente del estrecho de Kerch que une Crimea con Rusia en julio de 2023, es la misma lógica que apelar al derecho a la defensa de Israel hablando del ataque terrorista del siete de octubre. El conflicto entre Ucrania y Rusia no comenzó con el ataque de Ucrania al puente de Kerch o con los drones que golpearon el Kremlin, eso fueron reacciones a la invasión, que es lo que fue el ataque terrorista de Hamás, un suceso más dentro de un conflicto histórico que tiene como punto de partida la ocupación de Israel de terreno soberano palestino. La invasión israelí solo es diferente a la de agresión de Rusia en la intensidad. La ocupación de Palestina por parte de Israel es mucho más cruel, salvaje, alargada en el tiempo y criminal, que la que en la actualidad está llevando a cabo Rusia sobre Ucrania.

Ucrania lucha con tanques en vez de con Kalashnikov e incursiones terroristas porque les hemos armado y les hemos dado la posibilidad de ejercer su derecho a la resistencia y defender su soberanía como un ejército regular. Al contrario de lo que sucede con Palestina, que los países occidentales nos hemos puesto del lugar del opresor, un régimen colonial de apartheid, un etnoestado que mantiene a más de 5 millones de palestinos reprimidos. Con Ucrania estamos del lado del agredido respetando la justicia y el derecho internacional, con Israel nos ponemos del lado del agresor violando la moral y el derecho, como el matón que ve a un nazi apaleando a un mendigo y se une para matarlo entre los dos.

Israel está usando el hambre, la privación, el sitio y el asedio sobre la población civil para doblegar la resistencia del pueblo palestino a la ocupación. Las excusas sobre las milicias de Hamás no se sostienen con los más de cien muertos en Cisjordania por actuaciones del ejército y los colonos, así que es preceptivo ser claro y hablar de un ejército de ocupación que busca una limpieza étnica al norte del Wadi Gaza para lograr una distancia de seguridad con las ciudades del sur de Israel y quitar un trozo más de territorio a los palestinos como ya hicieron en 1948, en 1967 y, de manera sistemática, desde entonces. Bibi Netanyahu es uno más de los "hijos de puta", como dijo Franklin Delano Roosevelt de "Tacho" Somoza, dictador de Nicaragua, que EEUU ha tenido repartido a lo largo de la historia en cada región del mundo. Un sistema propagandístico tan poderoso como el militar les permite hablar en nombre del mundo libre y la democracia mientras apoya, financia, arma y dirige los mayores genocidios documentados en el siglo XX y el XXI. Los casos de genocidio tolerados por los EEUU o, directamente promovidos y participados por ellos, no pueden describirse en un artículo periodístico, pero sí pueden consignarse de manera somera algunos de los más importantes que ayudan a poner en contexto la tolerancia de las potencias occidentales con la limpieza étnica que estamos viviendo en directo en Gaza.

Las cifras más conservadores de la matanza anticomunista en Indonesia en 1965 hablan de 500.000 asesinados. El régimen de Suharto derrocó al comunista de Sukarno con el apoyo de EEUU y llevó a cabo un genocidio ideológico que tenía como objetivo acabar con cualquier semilla de comunismo en el país. El Tribunal Popular Internacional celebrado en los Países Bajos en 2016 para investigar los crímenes contra la humanidad en Indonesia encontró culpable al gobierno de Suharto de delitos de tortura, asesinato, desaparición forzosa, detención injustificada, violencia sexual sistemática y trabajos forzosos. El dictamen determinó que el objetivo político era destruir al Partido Comunista y crear una dictadura apoyada por EEUU, Australia y Reino Unido. Una de las claves más relevantes del genocidio indonesio fue la participación directa de EEUU creando y facilitando a los militares de Suharto unas listas de activistas, sindicalistas y comunistas para que fueran asesinados, y que fueron asesinados, como describe el informe 'Final Report of the IPT 1965' en su página 63.

El genocidio en Indonesia es uno de los más desconocidos de aquellos en los que EEUU participó. El golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende para instaurar el régimen de terror de Pinochet, el derrocamiento de Mohammad Mosaddeq en Irán por nacionalizar el petróleo a través de un golpe de Estado financiado por la CIA y el MI6 para poner un títere americano como el Sha. También los 85.000 muertos de los escuadrones de la muerte ultraderechistas en El Salvador, los más de 40.000 muertos de la Contra nicaraguense, y uno de los más desconocidos, el genocidio en Timor Oriental por parte de Indonesia a partir de la ocupación de 1975 con el apoyo de EEUU que acabó con la vida de 100.000 personas según las estimaciones más conservadoras. Antes de los bombardeos en Gaza de 2023, que ya se estiman en más de 4.000 palestinos asesinados, habían sido asesinados 10.673 palestinos desde 1987, según la organización Btselem. Somoza, Suharto, Pinochet o Netanyahu son una correlación histórica de la hipocresía y los crímenes en política internacional de EEUU a los que en Europa nos plegamos con servilismo. El ministerio de Asuntos Exteriores escribía un mensaje ayer: "El ministro en funciones Jose Manuel Albares participa en Luxemburgo en el Consejo de Asuntos Exteriores de la UU. La agresión rusa a Ucrania y la situación en Oriente medio, temas centrales de la agenda". Rusia agrede, Israel ni aparece en el mensaje, como la moral y la ética de las potencias occidentales.