La navidad es la época de la familia. Por eso, lo que es bueno para muchos, reunirse con los que más quiere, puede ser una pesadilla para otros, tener que ver a quien más daño le ha hecho. En estos días en los que las noticias sobre la familia suelen cubrirse de dulce y espumillón han aparecido unos eminentes hijos borbónicos en la actualidad diaria para demostrar que la familia no es en sí misma una estructura que valorar porque puede ser, de hecho, es, una de las estructuras sociales que más perpetúan los roles tóxicos que hay que erradicar.

La familia es un elemento social que no hace más que recrear las opresiones existentes en la sociedad manteniéndolas vigentes y bunkerizando el statu quo. La clase y el género, pero también el de una casta parasitaria como la realeza que basa todo su poder en la presencia de la familia.

La familia. La máxima representante de las familias españolas es siempre noticia en navidad porque Felipe VI aparece en nuestras televisiones intentando dar lecciones de honestidad y buen comportamiento al resto de familias españolas. Pero la verdadera representación de su familia se dio en la noche madrileña, igual que otros años se dio en una villa de Emiratos Árabes Unidos. El cuarto miembro en la línea de sucesión al trono, Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón se vio envuelto, según la policía, en una reyerta callejeraen la que se enarbolaron armas blancas a la salida de la discoteca Vandido. Esa noticia sí que representa a los borbones más allá del intento de solemnidad del rey cada año con sus fotografías familiares de fondo con la planta de pascua decorando.

Si algo hay que agradecer a Froilán y a Victoria Federica es que dejen en evidencia lo que su familia representa. Según El Confidencial, el heredero crápula tuvo otro suceso en abril que define bien lo que es al intentar colarse la cola de un baño en un bar de las Vistillas y tras ser recriminado espetar el habitual: "No sabes con quién estás hablando" antes de ser tumbado de una hostia. Solo días antes, siempre según El Confidencial: "Froilán y su hermana Victoria Federica, de 22 años, tuvieron un accidente de tráfico a altas horas de la madrugada en el barrio de Salamanca cuando el coche en el que circulaban chocó con varios vehículos aparcados en la calle". Otro que chocó con varios coches aparcados es el asesor magnánimo de Ayuso y en aquella ocasión la policía sí le hizo control de alcoholemia para constatar cuál había sido la causa.

Victoria Federica y Froilán son representantes de la endogamia borbónica. Orgullosos herederos de un apellido histórico, pero también de sus usos y costumbres, de sus enfermedades de ajuar, desgarbados, quebradizos y con soberbia moral enhiesta, que no intelectual, porque para eso no les da por años de cruces entre primos que les ha hecho la naturaleza más débil que la de un bulldog inglés traído de Bulgaria.

Su comportamiento es el habitual de quien lo tiene todo sin haber hecho nada para lograrlo. Conformado y larvado en la misma esencia de la oligarquía española nacida de la construcción reaccionaria decimonónica. El comportamiento de Froilán expresando ufano, regio pero patético, en los baños de una discoteca a un propio que le cruza la cara por no saberlo, o quizás por saberlo, es el mismo que late en la judicatura que se cree con más derecho que el común de los mortales a decidir quién merece gobernar y quién es ilegítimo.

Froilán es el ejemplo concreto y viviente de todos los males que frenan el progreso de una sociedad con el potencial de alcanzar cotas de evolución inusitadas. Froilán representa la depuración de los maestras republicanas, el fin de las misiones pedagógicas, la gloria de los fernandinos frente a Torrijos, el triunfo de la barbarie frente a la razón. Mirar a Froilán, su vida y obra, es asistir de manera recurrente a la muerte de la Ilustración que hizo de nuestro país una mala copia de lo que pudo ser. Porque Froilán no es en sí mismo más que una mala obra de doscientos años de privilegios encarnados en un ser triste que no tiene más culpa que ser la creación de todo lo grotesco que han convertido en España.