Mogán y El Guergerat sonarán extraños a la mayoría de los españoles. No ayuda la invisibilización del problema en los medios y lo poco que importa a la oposición para quebrar al gobierno porque está de acuerdo en lo que está sucediendo. Todos colaboracionistas con el invasor. El gobierno más progresista de la historia respira tranquilo sin que sea noticia central en la opinión pública lo que está sucediendo porque su posición es una mancha difícil de borrar para un ejecutivo que se dice de izquierdas. El PSOE hace lo que siempre hace cuando se le presentan problemas con la inmigración y el Sahara Occidental, pero se suponía que Unidas Podemos entraba en el gobierno para cambiar eso y mover al PSOE cuando la situación así lo requiere. ¿No es este el caso?

En Mogán (Gran Canaria) hay un campamento de inmigrantes que incumple los mínimos preceptos aceptables para los derechos humanos en un país como España. Javier Bauluz, fotógrafo ganador del Pulitzer, está intentando cubrir lo que allí está ocurriendo y los mandados del ministro del Interior le mantienen a un kilómetro del enclave para que no pueda fotografiar lo que allí está ocurriendo. Mantener alejada a la prensa es el primer síntoma grave. Querer ocultar lo que pasa. En el muelle de Arguineguín hay ahora mismo 2.186 migrantes hacinados en una situación de emergencia humanitaria y solo conocemos lo que pueden fotografiar desde el otro lado del muelle. El gobierno sigue sin actuar, y eso incluye al PSOE y Unidas Podemos.

En el paso de El Guergerat, entre el Sahara y Mauritania, se ha producido un enfrentamiento entre Marruecos y el Frente Polisario que nos recuerda la mayor ignominia de la historia de España contemporánea. España está en guerra. Marruecos ha vuelto a atacar a los saharauis y el Frente Polisario ha respondido. España está en guerra porque a efectos legales y según consta en el derecho internacional el Sahara Occidental sigue siendo una colonia española, la última colonia de África y la única colonia española. La ONU declaró nulos los acuerdos de Madrid por los que cedía la soberanía sobre el Sahara a Marruecos y Mauritania y es España la encargada de dirigir el proceso de descolonización y asegurar la autodeterminación del Sahara mediante un referéndum. Los gobiernos de España han mirado para otro lado desde la muerte de Francisco Franco, ni gobiernos de derechas ni de izquierdas han asumido su responsabilidad y siempre se han puesto de lado de la dictadura de Marruecos. Son grandes amigos de la satrapía alauí.

Esta situación es también un legado del emérito. Porque el abandono de los ciudadanos españoles en el Sahara Occidental fue responsabilidad de Juan Carlos I para poder asegurarse el trono y el favor de EEUU. Es en este punto donde cabe preguntarse qué hará el gobierno más progresista de la historia con la resolución del drama humanitario que viven nuestros compatriotas saharauis. La provincia número 53 está en guerra. Un ejército invasor los está atacando y hay un ruido ensordecedor de patriotas y gobierno que se pone del lado del agresor. En Mogán y El Guergerat se está extendiendo una mancha de sonrojo que no se borra llamándose progresista, sino actuando, siéndolo.