Un hombre se presenta en un cuartel de la Guardia Civil. Dice que ha matado a su pareja con un cuchillo. Ambos tienen tres hijos menores. El hombre pasa a disposición judicial y se produce la misma cadena de lamentos y condenas de siempre. No puede ser. Basta ya. Ni una menos. No hemos llegado a tiempo. ¿Qué ha fallado? El machismo mata. Tres días de luto oficial y el crespón negro, la bandera a media asta en el ayuntamiento donde vivía la asesinada. Un minuto de silencio para mostrar nuestra repulsa. Trece mujeres en lo que llevamos de año. Ya son 1.139 desde que se empezó el recuento el 1 de enero de 2003.

Esta vez ha sido en Tarancón, provincia de Cuenca. Ella, que se llamaba Ouardia, tenía 43 años y ha dejado huérfanos a tres niños de cinco, cuatro y dos años que lo vieron todo. El asesino, de 38 años, había tenido una orden de alejamiento sobre la fallecida por denuncias previas de maltrato, aunque actualmente se encontraba inactiva tras una sentencia absolutoria de los Juzgados de lo Penal de Cuenca. Me pregunto si alguien pedirá explicaciones al juez o seguiremos de lamento a corto plazo hasta el próximo verdugo y las próximas víctimas. Que aquí son cuatro. La que se ha ido y los tres menores que se quedan.

Hemos hecho poco caso a la muerte de Ouardia. Al fin y al cabo, suenan todos parecidos. Alguien decide acabar con la vida de una mujer y hará lo que sea por cumplir su cometido. Al fin y al cabo, está al alcance de su mano. Un cuchillo, un descuido, y la rabia y el odio devorándole por dentro. No importa el escenario ni quién esté presente. El machismo ciega, tiene un apetito insaciable. Habrá consecuencias, claro, pero lo importante ya ha sucedido. Misión cumplida.

Y se diluirá en nuestra memoria. Al menos en la de aquellos que vemos las noticias y ahí siempre hay espacio mayor para otras cosas. Un espionaje, una trama de corrupción, una guerra, una pandemia, la granizada de este fin de semana, la feria de Abril de Sevilla y ya mismo el fin de curso. También será el de tres niños que se han quedado sin madre.

Hemos fallado, dirán las autoridades. Otro caso más, diremos los periodistas, empeñados en hurgar en los detalles y diremos que será para informar y personalizar el caso. Si nos critican, diremos que es lo que piden la audiencia y los lectores. Ya sabemos que las polémicas duran mucho menos que los tres días de luto oficial en Tarancón. Diremos que la educación importa mucho, haremos más caso del debido a los de siempre, algunas buenas personas señalarán la nacionalidad de la víctima y eso atraerá el hedor al que nos hemos acostumbrado y al que daremos una importancia desmedida.

Mientras, las autoridades condenarán y desearán que caiga todo el peso de la ley. Hablarán de tolerancia cero, dirán que este asunto es urgente. Volveremos a recordar que el 016 atiende en 52 idiomas.

Se llamaba Ouardia y vivía en Tarancón.